Proyecto Manhattan vs Proyecto Uranio 3f4j65

Luisbermejo.com podcast. Un programa dirigido y presentado por Luis Bermejo.

Uno de los proyectos que más larga duración quizá haya tenido y del que se ha hablado en numerosos programas es el proyecto Manhattan. Todos más o menos hemos escuchado alguna vez hablar de él con más o menos cachondeo o más o menos profundidad y seriedad. ¿Y por qué digo que es uno de los proyectos más longevos? Porque sus orígenes se remontan a antes de la guerra, de la segunda guerra mundial, a lo largo de toda la contienda y que fue una angustiosa competición entre EEUU y la Alemania nazi, con la Unión Soviética como testigo en la sombra, para ser los primeros en desarrollar y fabricar las armas nucleares que podrían dar la victoria a uno u otro bando. Vamos a hablar por tanto de la carrera que existió en su origen entre el proyecto Manhattan y el proyecto alemán uranio.

En 1938 dos eminentes químicos germanos Otto Hahn y Fritz Strassmann y una no menos eminente física austriaca Lise Meitner hicieron uno de los grandes descubrimientos de la ciencia moderna, la fisión nuclear de los átomos. Era sólo cuestión de tiempo que algún estado se decidiera a explorar a fondo su prometedor potencial en el ámbito de la industria armamentística.

Y considerando el nivel de la ciencia alemana a finales de la década de los años 30, el tercer Reich era muy firme candidato a ponerse a ello. Por ese motivo, un poco después, en agosto de 1939, científicos de la talla de Leos Zillard, Eugene Wigner y el mismísimo Albert Einstein dieron un paso al frente exhortando al presidente estadounidense Franklin de Al-Russelbald a asumir la gravedad de la amenaza que se cernía sobre el mundo.

Es concebible que bombas extremadamente poderosas de nueva generación sean construidas. Una sola bomba de ese tipo, transportada en barco y detonada en un puerto, podría destruir el puerto completamente y parte del territorio circundante. Quien se expresaba en términos tan inquietantes y rotundos era Einstein.

En una carta consensuada con Zillard y Wigner, dirigida a Russelbald, que puso el debate acerca de la bomba atómica sobre la mesa de los planes militares de los enemigos de la Alemania nazi. Esta carta, que puede verse por internet si la buscas, es fácil de encontrar, es conocida como carta Einstein-Zillard.

En realidad la escribió el segundo con aportaciones de Wigner y Edward Teller y Einstein, más famoso, se limitó a firmarla con su nombre y hizo que el presidente Franklin D. Russelbald iniciara un programa para construir una bomba atómica. Así pues, el presidente no se lo tomó a la ligera y en 1940 dio vía libre a la creación de un secreto comité del uranio, germen del posterior y aún más secreto proyecto Manhattan, en el que también participaron, si bien a una escala más modesta, Reino Unido y Canadá.

A pesar de tratarse de un proyecto civil, el mando de las operaciones acabaría recayendo en un militar, el coronel luego ascendido a general Leslie Groves, que quedó a cargo de un equipo encabezado por el físico nuclear Julius Robert Oppenheimer e integrado por algunos de los científicos más notables del siglo XX, entre otros el propio Szilárd o el italo-americano Enrico Fermi, premio Nobel de física en 1939.