SÍ, BUENAS NOCHES, ¿DÍGAME? 2dx4s

En esta quinta y última entrega de nuestro podcast disfrutaremos, a modo de traca final, con las llamadas de algunos oyentes que escucharon el “Sí, buenas noches, ¿dígame?” de bienvenida, pero que no llegaron a despedirse de Pumares. Aunque él solía lamentar que su fama de ogro era inmerecida, porque había cortado menos llamadas que años llevaba en antena, lo cierto es que había cardado mucha lana. Pero mucha. Quien esto escribe recuerda una noche en la que hasta tres oyentes fueron fulminados por formular preguntas repetidas o realizar alguna observación que Pumares creyera impertinente.

“Y se supone que esto es un programa de cine”, solía decir Carlos Pumares en 'Polvo de estrellas' cuando la charla llevaba ya muchos minutos despendolada. Aunque ‘Polvo de estrellas’ era un programa sobre cine, la música resultaba esencial. Y no sólo las bandas sonoras, como pensaba mucha gente con la vana esperanza de que Pumares complaciera su petición. Cualquiera que se fijara en lo que los oyentes pedían y lo que sonaba en antena podía deducir que Pumares sólo accedía a poner un disco cuando a él le apetecía escucharlo. La gastronomía, otra de sus pasiones, también asomaba a menudo. Sus opiniones viscerales sobre las tortillas de patatas que no se ciñeran al canon (es decir, toda aquella que llevara algo más que sal, aceite, huevo y patata) contrastaban con los elogios que dedicaba a sus restaurantes favoritos. Pumares parecía otra persona tras comer en Giorgio, en Calafell, que consideraba el mejor italiano del mundo; o en Casa Irene, en el Valle de Arán; o en el Hispania, en Arenys de Mar, adonde todo el mundo debía peregrinar al menos una vez en la vida según él. Escuchen el episodio hasta el final, o se perderán su famosa y muy solicitada receta del arroz con leche.

Desde hace años, los cinemaníacos tenemos a nuestra disposición las más completas bases de datos, con las que podemos localizar casi cualquier detalle de las películas y de los cientos de personas que las hacen posibles: directores, actores, guionistas, músicos... Pero antes de Filmaffinity, de IMDB o de esta misma revista, una de las pocas formas de resolver determinadas dudas era marcar el 5870100, con el prefijo de Madrid, 91. Es decir, llamar por teléfono a ‘Polvo de estrellas’ de Antena 3. Ni siquiera los detractores de Carlos Pumares pueden negar que andaba bien de memoria. Muchos oyentes alababan su conocimiento enciclopédico, entendido como una gran capacidad para almacenar y recordar nombres y títulos. En la mencionada era pre-Internet, esta habilidad resultaba especialmente valiosa. Algunos oyentes llegaron a deslizar que Pumares hacía el programa con ayuda de un ordenador, sospecha sin demasiado fundamento: ni él fue nunca un entusiasta de la informática ni su orgullo lo habría consentido.

El segundo capítulo del podcast de La Libreta para CINEMANÍA recuerda las películas por las que más preguntaban al crítico sus oyentes. Aunque gran parte de ‘Polvo de estrellas’ se sustentaba en las llamadas de los oyentes, en muchas de ellas el sufrimiento de Carlos Pumares traspasaba las ondas hasta hacerse bien palpable al otro lado de la emisión. En ocasiones, para torcer el morro le bastaba escuchar cómo respondía el interlocutor a su “Sí, buenas noches, ¿dígame?” No se esforzaba mucho en disimularlo.

“Sí, buenas noches, ¿dígame?”. Con ese pie inamovible, Carlos Pumares dio paso a todas y cada una de las llamadas que recibía en ‘Polvo de estrellas’, el programa con el que robó el sueño a miles de cinéfilos cada madrugada durante más de una década. Iniciamos aquí un ejercicio nostálgico con el que los oyentes de ‘Polvo de estrellas’ podrán recordar la volcánica personalidad de Pumares, su amplio catálogo de filias, fobias y manías, y también apreciar cómo han cambiado algunas cosas, en “la cosa esta del cine” y mucho más allá.