Relatos 1q6419

"Mulgore, reino de Kalimdor, con su capital en Cima del Trueno, es el hogar que da cobijo a la raza de los tauren. Sabios, orgullosos de su conocimiento del medio y los misterios que para ellos guarda. A vista de pájaro, estos tauren pueden parecer y parecen una tribu sin adelantos más allá del arcabuz en los mejores casos; déjenme decirles que no lo necesitan. Sus druidas y chamanes están entre los más destacados de todos los reinos de Azeroth. Al visitar su capital, sus saberes ocultos son más evidentes cuando descubres que en realidad son dos ciudades: la de la cima de sus tres grandiosos picos conectados entre sí, y la ciudad subterránea que subyace excavada bajo ésta, con sus termas, galerías, comercios, entradas y salidas por las que fácilmente entraría cualquier montura.

Continuamos con nuestro ciclo vampírico de Agosto Sangriento, en esta ocasión para homenajear la obra de uno de los grandes maestros del terror de inicios del siglo XX, M. R. James, autor que inspiró algunos de los pavores fundacionales del Horror Cósmico, y del que el mismo H.P.Lovecraft escribió, «El arte de James no es casual, y que el relato que les presentamos esta noche nuestro es sin duda uno de sus mejores cuentos, una obra maestra del suspense y la sugestión. El doctor James, a pesar de su toque ligero, evocar el miedo y la fealdad en sus formas más impactantes; y sin duda se mantendrá como uno de los pocos maestros realmente creativos de su oscura materia.» Prepárense pues amigos, para adentrarse en una forma nada convencional de vampirismo... Apaguen las luces, enciendan una vela y disfruten de los delirios primigenios de M.R. James

Este relato ha sido posible gracias al apoyo de nuestros mecenas. Si quieres formar parte de nuestro culto tentacular, pulsa sobre el botón de "Apoyar". Un nuevo relato de La Escuela de Imaginadores del maestro Juan Jacinto Muñoz Rengel de la mano de Quique Fernández.

Este episodio es una adaptación libre de la mitología Alien. No nos hacemos responsables de la no compatibilidad con las líneas argumentales de los productos derivados de la corporación Weyland Yutani.

En el siglo XXV, la Tierra había agotado casi todos sus recursos energéticos y minerales, el mundo se enfrentaba a la extinción masiva. En un intento por evitar el desastre, grandes naves de extracción planetaria son enviadas a diversos puntos del universo en busca de materiales que aseguren la supervivencia de la humanidad... Estamos en el año 2508, la minería intergaláctica ya es uno de los elementos esenciales del sistema económico global. Las corporaciones mineras escogen planetas ricos en recursos, instalan colonias en la superficie y extraen placas tectónicas completas mediante el uso de la tecnología de enganche gravitatorio.

Cuando se habla en los documentales sobre el ascenso de los totalitarismos y las dictaduras en Europa, nos llegan imágenes de grandes desfiles, de tipos de uniforme y gorra de plato dando encendidos discursos ante interminables filas de soldados marcando el paso. Pero normalmente no se tiene en cuenta la otra parte, la gente. Los miles de ciudadanos que les jaleaban; que les siguieron al abismo hasta casi destruir sus propios países. Hay en todo ello un factor determinante. El psicológico. La capacidad de nuestra mente para abrazar esas actitudes. Pero ¿Qué lleva a los pueblos a ensalzar las dictaduras, a seguir ciegamente la figura de sus carismáticos líderes sin cuestionar su autoridad? ¿Qué hace que apacibles ciudadanos, normales con los elevados valores morales de una sociedad civilizada lleguen a tolerar o incluso justificar que se cometan las mayores atrocidades ante sus ojos? ¿Cómo pueden llegar a cometerlas ellos mismos? ¿Cómo se transforma una persona normal, nuestros vecinos, en asesinos y torturadores despiadados?

«Si os veis vagando a solas por los caminos del sueño profundo y adivináis los perfiles de las calles de Yharnam entre las sombras, quizá estéis en un viaje sin retorno. Temed a la poderosa y bella Yharnam. Temed a la Vieja Sangre».