El Peligro De La Pereza - Mero Cristianismo - #274 15d4f

Diario de Juan Gallardo, 6 de mayo de 2025, querido diario. Seguimos en el capítulo octavo de la cuarta parte del libro Mero cristianismo y hoy voy a ser un poco más breve de lo habitual porque voy a analizar sólo una frase. Voy a hablar sólo de una frase que aparece suelta por ahí en este maravilloso capítulo que dice lo siguiente. Dice la pereza a largo plazo significa más trabajo.

Genial, ¿verdad? Me recuerda a una situación que viví hace un par de días con mi hijo mayor.

Estaba haciendo deberes y como buen crío de 13 años para 14, pues no le gusta hacer deberes. No lo culpo de eso. A mí tampoco me gustaba nada. Ni hacer ni deberes, ni los trabajos, ni cosas así.

O sea, yo sacaba buenas notas hasta que finalmente llegué al instituto y empecé a liarla bastante parda, pero por mi inteligencia y por lo que era capaz de retener escuchando a los profesores.

Pero ni me esforzaba, ni hacía los trabajos, ni hacía los deberes. Entonces yo no puedo culpar a mi hijo de que no le apetezca hacer deberes. Lo que tengo que hacer es simplemente estarle encima para que los haga porque es lo debido. Yo no hice lo debido y así me fue en esa época.

Así que como no quiero que repita mis errores, pues por eso soy un poco pesado con ese tema.

Pero repito, no le culpo de no querer hacer los deberes. Entonces, como sé que no le gusta y como sé que le resulta una tarea tediosa, estoy pendiente. Y hace un par de días, en fin de semana, pues le tocaba hacer los deberes. Lo venía aplazando y le dije, Cristian, tienes que ir para arriba y ponte a hacer los deberes ya. Y me fijé en la hora a la que le dije eso.

Y el tío, 10 minutos después, estaba abajo ya en la sala de estar, diciéndome que había terminado. Y yo, te has dado mucha prisa, ¿no? Había varios temas y has tardado 10 minutos que seguramente habrán sido menos entre ponerte a sacar libros y tal. O eres un máquina mucho más increíble de lo que me pienso o los has hecho a todo correr. Enséñamelos. En ese momento puso una cara de culpable, como decir, ay, me han pillado. Me los trajo y eran inisibles.

Yo tampoco quiero que hagan las cosas perfectas, pero quiero que hagan las cosas todo lo bien que se tienen que hacer, todo lo bien que se pueda hacer. Y eso no estaba bien. O sea, no se podía casi ni leer la letra que había hecho. Entonces, le dije, muy a mi pesar, dije, Cristian, lo siento mucho, pero los tienes que repetir.

Los tienes que volver a hacer. Vale, lo que quieras, pero los vas a repetir. Esto no se puede ni entregar. Se fue para arriba, así refunfuñando un poco y los volvió a hacer. Y me dijo, ya está. Y yo, sí, ya está. Baja y enséñamelos otra vez. Estaban un poco mejor que la primera vez, pero aún así la mitad de los deberes no se entendía la letra.

Entonces, cogí y le dije, lo siento mucho, pero los tienes que volver a repetir. Los tienes que repetir otra vez. Y las repetirás, repetirás los deberes hasta que esta letra se pueda leer. A la tercera sí bajó con una letra y una presentación suficiente. No perfecta, pero sí esforzada, sí esmerada, suficiente. Entonces, yo repasé y le dije, así sí, muy bien. Y le recalqué lo siguiente. Le dije, si te hubieses esforzado más a la primera, ahora haría aproximadamente 25 minutos que habrías terminado de hacer los deberes. Has tardado el triple por no hacer las cosas bien.

Y es que esto es así. No sólo, como dice Seloubis aquí, la pereza a largo plazo significa más trabajo, no. Es en todo. O sea, siempre que no hacemos las cosas como es debido, sí, a lo mejor nos estamos escaqueando de una primera molestia, de una primera tarea, de un primer problema. Pero simplemente lo que hacemos es escaquearnos aplazándolo y dejando que ese problema, esa situación o esa tarea se haga más grande, que sea mucho más costoso llegar a arreglarlo.

Y esto lo tenemos que tener muy claro, muy presente, siempre. Hacer las cosas bien, siempre, en todo momento, es siempre la mejor opción y es la que mejor resultados da todo el tiempo, todo el tiempo, todo el tiempo. Una vez un cliente, ya para terminar, me dijo en qué momento de la vida notas que la vida te cuesta menos. Y yo le dije, es muy sencillo, es cuatro minutos.