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Por un beso que se olvidó
Nunca se supo, de Eduardo Ladislao Holmberg

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3/5/2025 · 17:09
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Por un beso que se olvidó

Descripción de Nunca se supo, de Eduardo Ladislao Holmberg 2q3r1q

Un punto indeterminado de Hispanoamérica, a finales del siglo XIX. Una familia que adquiere una vivienda de ensueño en mitad de la selva. De repente, unos misteriosos sonidos... Por un beso que se olvidó se complace en presentar un relato del escritor argentino Eduardo Ladislao Holmberg, publicado en 1896. Autor asimilable al Romanticismo hispanoamericano y amante, asimismo, de la ciencia ficción y del terror. ¿Qué extraños fenómenos atormentan a la familia protagonista? ¡Espero que lo disfrute y, si es así, dale un like y suscríbete! Música: Fragmentos de "Los siete magníficos", de Elmer Bernstein y de "Dark Water", musicada por Kenji Kawai. ¿Quieres anunciarte en este podcast? Hazlo con advoices.com/podcast/ivoox/1464587 3s7361

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Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.

La casa era propiamente un dije, una monada, hacía mucho tiempo que los dos esposos deseaban tener una vivienda semejante, blanca, con hermoso corredor en el centro del frente que daba al norte, en medio de un gran jardín de flores, de un gran jardín de flores, y los árboles frutales bastante lejos junto al cercado, para que en los tiempos propicios la alfombra multicolor y perfumada quedase sin interrupciones.

A unos diez metros se elevaba solamente un eucaliptus gigantesco. En el comedor se hallaba la chimenea, para que se utilizara en invierno cuando se quedasen, la biblioteca rica y selecta, los dormitorios amplios y siguiendo el de los niños, el de la vieja tía, el cuarto de baño en uno de los ángulos, la cocina y las piezas del servicio más allá, junto al eucaliptus.

La mudanza no había dado mucho trabajo, en dos días todo quedaría arreglado, y entonces bastarían tres o cuatro para ordenar la biblioteca. La primera comida fue alegre, con esa alegría inquieta y de aspecto atareado de personas que hasta el día siguiente no van a hacer nada. A las once de la noche se tomó el té y luego a dormir. Todo el mundo durmió bien, porque aunque las camas no se encontraban en el mismo sitio que la noche anterior, cada uno sin embargo dormía en la suya y descansaron bien.

Qué extraño... Bueno, cosas que pasan...

Qué hermoso día el siguiente. La primavera les daba la bienvenida con un cielo sin nubes y los campos esmaltados de flores. Los pájaros cantaban en las ramas y el contento en los corazones. Había algo fresco y sano en la naturaleza, y en las almas.

El día pasó sin novedad. Al día siguiente, a la hora del almuerzo, la niña mayor de unos quince años...

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