Nos creemos unidimensionales 66k2z

Muy buenas tardes mis estimados amigos, 8.35 del día 24 de mayo, sábado del año 2025.

En este planeta, la gente que abre un poquito los ojos, se da cuenta que la realidad va más allá de los sentidos, de lo que captan los sentidos.

Con un tipo de sentido podemos llegar a un tipo de frecuencia, de nivel, de vibración, de escala, ya sea en el sonido, en la vista, en el tacto, en el olor, en el sabor.

Y por lo tanto estamos limitados a la capacidad de esos sentidos.

Pero vemos que más allá de esa capacidad hay otros sentidos más capaces que los nuestros, que adquieren frecuencias más agudas, en vistas más potentes que llegan a ver cosas que nosotros no alcanzamos a ver, ya sea en lo pequeño, en lo grande o en lo lejos.

O incluso en ver a través de diferentes obstáculos.

O sea hay diferentes tipos de capacidades.

Entonces vivimos en un mundo atrapados como si fuéramos insectos en las telarañas de los sentidos.

El problema es que esos sentidos los encarnamos nosotros, esas cosas limitadas, esos hilos, filamentos, nervios, venas.

Esto es estructura eléctrica en la cual estamos comprometidos como formas de vida biológicas en un aspecto, en otro, en una especie, en una modalidad, en un tipo de conciencia, de mente, de sociedad, de época, de tiempo, de limitación de vida, de limitación psicosocial, cerebral.

Estamos limitados de muchísimas formas como insectos atrapados en las telarañas de nuestra propia conciencia y de nuestros propios sentidos, rodeados de todo tipo de limitaciones.

Entonces cuando estamos sumergidos en todo esto bailamos al compás del viento de las tres modalidades de la naturaleza material, las cuales son satvaguna, tamaguna, rayaguna.

Obviamente el más bajo es el tamazo, que es la modalidad de la oscuridad, la ignorancia.

El que es más elevado al tamazo de la oscuridad es la conciencia rajásica, es decir, la persona apasionada, que siente deseos, que es activa, que casi nunca piensa antes de la acción sino después de la acción y pues tiene incluso deseos ilimitados, nunca está satisfecho, come cosas picantes, saladas, etc.

En cambio la conciencia, que está la entidad viviente en esas telarañas sátvicas atrapadas, está limitada a ese estado de felicidad, de disfrutar, que es bondadoso, que antes de hacer algo está pensando y es una felicidad sátvica.

Entonces su cualificación está del corazón para arriba y de la conciencia incluso un poquito más allá.

Lo que lo limita al último es el estado de bienestar y de felicidad material y eso es gravísimo en el avance trascendental, porque te limita a acabar simplemente tus buenas reacciones kármicas, ya sea aquí o arriba en los planetas celestiales.

¿Pero qué pasa cuando se acaban esas reacciones? Pues se te acabó el dinero del karma bueno y caes nuevamente a cero cuenta, cuenta cero bancario.

Tu cuenta corriente de tu vida ya no tiene capacidad de poder pagar su estadía en los planetas celestiales, por lo tanto tienes que venir aquí, al lugar del puña, al lugar del sacrificio, para volver aquí.