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13 lunas: contar para no olvidar
Noche de Reyes

Noche de Reyes 201c3k

22/5/2025 · 12:54
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13 lunas: contar para no olvidar

Descripción de Noche de Reyes 1j4r60

Diana Yanet, mujer migrante, madre y trabajadora, vive atrapada en una relación marcada por los celos, el control y el miedo. En la madrugada del 6 de enero de 2003. Fue el primer caso reconocido oficialmente en España como asesinato por violencia de género. Este episodio recupera su historia en forma de testimonio íntimo y desgarrador, y rinde homenaje a una mujer que, durante años, vivió en silencio. Una luna que no se olvida. 🎧 Se recomienda su escucha con auriculares para captar toda la carga emocional del diseño sonoro. 4k6l3q

Lee el podcast de Noche de Reyes

Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.

Me llamo Dayana Yanet Vargas y soy colombiana.

Tengo 28 años y mi nombre encabeza la lista de mujeres asesinadas por violencia de género en España.

Mi historia es como esos casos que oímos todos los días en los periódicos o en los telediarios.

Bueno, ¿qué como? Pues de la forma más tonta, por giros de la vida, por haber creído a mi maltratador.

Trece lunas, trece voces, trece heridas.

Contar para no olvidar es una docufición sonora para el trabajo de fin de grado de periodismo de la Universidad Pontificia de Salamanca.

Capítulo 3. Noche de Reyes.

La historia que vas a escuchar a continuación está basada en hechos reales.

De alguna forma, mi vida es una especie de juegos de azar, lleno de asimetrías y de giros.

Soy de padres colombianos.

Viví ahí toda mi infancia y adolescencia.

Vivir allí no fue nada fácil.

Mi padre nos pegaba a mi madre y a mí, hasta que un día mi madre le plantó cara y fue asesinada a manos de mi padre.

Yo era tan solo una niña.

En la adolescencia, cuando empezaba a haber una luz, fui violada en las calles de Medellín.

Eso me dejó destrozada.

Por eso me sorprende acabar implicada en esa historia de violencia, aunque todo viene de la misma espiral, la de género.

No es fácil de narrar.

Una guerra tampoco, estoy segura.

Lo sé porque de alguna u otra forma la he vivido.

El ruido queda en tus oídos y no se va.

A los 20 años conocí a John Freddy.

Me enamoré enseguida de su sonrisa.

Al poco nos mudamos a España en busca de un futuro.

Alejándome de mi padre y de ese oscuro país.

En España conocí al amor de mi vida, mi hija Laura, una preciosa niña con los ojos marrones.

Aunque al principio a John y a mí nos vino grande la paternidad.

Ambos trabajábamos muchas horas y no teníamos con quién dejar a la niña.

Esto hizo mella nuestra relación y tres años después nos divorciamos.

Al principio las cosas entre nosotros no iban muy bien.

Me culpó a mí de la ruptura de nuestra relación.

Decía que no la cuidaba lo suficiente, que hacía más caso a los clientes del bar que a él.

Que desatendía a mi hija.

Yo, que me mataba casi 12 horas al día para que no le faltara de nada.

Era él quien se gastaba el dinero en las apuestas estúpidas.

Pero bueno, con el tiempo nos hicimos amigos.

Después del divorcio me quería comer el mundo y todo era de color rosa en España.

Por fin había escapado de la oscuridad de Colombia.

Yo era una jovencita.

Las noches brillaban.

Uy, la calle Marconi.

Se llenaba de terrazas, de risas, de gente guapa.

Costa Marconi lo llamábamos.

Y en ese ambiente conocí a Geraldo.

El chico perfecto.

De libro.

Rubio, guapo, alto, extranjero, culto.

Algo mayor que yo.

Y con un futuro muy prometedor.

Cumplía todos los tópicos, vaya.

Nos enrollamos y enseguida me fui a vivir con él.

Y sin querer, acabé dando el primer grito.

No volví a mi país, aunque tampoco había nada para mí allí.

Dejé de estudiar el curso de pintura que tantas ganas tenía.

Me pasaba el día trabajando, limpiando casas y poniendo cervezas.

Eso no le hacía gracia.

Siempre me repetía que dejara de trabajar.

Al final le hice caso.

El problema, que acabé dependiendo de él para todo.

Emocional y económicamente.

Esto es algo que jamás pensé que me pasaría a mí.

Soy una de esas millones de mujeres que han sido golpeadas.

¿Cómo? Creo que por una combinación de cosas.

Miedo por la educación que recibí, por vergüenza, por azar o por casi todo eso.

La violencia machista afecta a todas las mujeres.

Sin importar su clase social, nivel educativo o formación.

Ninguna de nosotras está a salvo de sufrir maltrato en la pareja.

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