
Descripción de Nicaragua. La lucha desde el exilio 1k614f
¿Se puede seguir siendo defensora de los derechos humanos desde el exilio? ¿Cómo se compatibiliza el duelo interno por abandonar tu país y la defensa de los derechos humanos? Egda Castillo es nicaragüense pero vive desde 2018 en Costa Rica, desde que tuvo que coger una mochila y huir de su país ante las amenazas de muerte por su activismo feminista. Y ha salido de esa lucha interna trabajando por la reconstrucción del tejido social nicaragüense en el exilio a través de iniciativas feministas como la Red de Mujeres Pinoleras. 584q5
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Existimos para apoyar y proteger a las personas que se alzan en defensa de los derechos y la dignidad de sus comunidades, porque creen en la paz y la justicia para todas. Brigadas Internacionales de Paz Voces de la Tierra, con las personas defensoras de derechos humanos contra la desigualdad, por la no violencia, contra la opresión, por la educación y la transformación social. Voces de la Tierra, defensoras del territorio y los derechos humanos en Latinoamérica. Un podcast de Brigadas Internacionales de Paz.
Obviamente el exilio tiene un dolor que es el dolor de no poder volver a mi tierra, de no poder volver a mi familia. Esta lucha yo la tendría que estar haciendo en mi pueblo, con mi gente. El exilio forzoso es una respuesta a una situación en la que no hay opción buena. O te quedas en tu país y te arriesgas a que te maten, o te marchas sin fecha de vuelta. Si te vas, esa salida cae en tu mochila como una piedra que debes llevar a cuestas mientras empiezas una nueva vida.
Estoy construyendo también con mi historia una defensa propia de lo que es ser nicaragüense, de lo que es ser migrante nicaragüense, de lo que es luchar por los derechos de las mujeres y de lo que significa también incluso, o sea, mi familia obviamente siempre hay todo un tema de ideología que ellos no entienden, porque ellos han preferido el silencio y mantener su vida para mantener su territorialidad. Y es válido, es completamente válido, todas las personas tienen lo válido de sobrevivir al sistema como puedan. Y no es una. Son muchas piedras. Tristeza, ansiedad, añoranza, desarraigo, soledad.
La mochila se va llenando del pesado vacío de la ausencia, sin vaciarse del peso de la lucha por la que tuviste que exiliarte.
Porque a cientos o miles de kilómetros de distancia de tu país, sigues peleando por tu gente, como hace nuestra protagonista de hoy. Mi nombre es Edda Castillo, soy nicaragüense, trabajadora social y también soy instructora de teatro popular y activista por los derechos humanos. Soy refugiada en Costa Rica. Edda es morena, lleva gafas y transmite su energía y su fuerza a quien se pone delante.
La fuerza le nace de cargar con su mochila durante siete años de exilio.
Esa es una historia que la estoy como volviendo a contar. Y de silencio. Porque durante mucho tiempo, también estuve como hace siete años, como callada, trabajando en las organizaciones para por el miedo a la persecución. De un silencio que no es sólo suyo sino de muchas, de muchos. Y el día de hoy yo siento que en algún momento no cansarme también de hablar.
Estoy hablando por toda esa gente que no puede hablar en nicaragua. Hola, soy Andrea Aldana, periodista colombiana y exiliada también. He denunciado en mis investigaciones casos de corrupción y de violación de derechos humanos. Yo tampoco puedo volver a mi país, así que conozco bien el peso de la mochila de Edda.
Para hablar de Nicaragua, hoy viajamos a Costa Rica, país de acogida de los exiliados nicaragüenses durante décadas. Allí vive Edda desde 2018. Quédate con esa fecha porque marcó su vida y no sólo por el exilio forzoso. Antes, vayamos al principio de esta historia, al momento en el que se da cuenta de todas las violencias que sufren en su país las mujeres como ella.
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