Ni abrazar árboles ni hostias...¡Entrena! 2kk3f

¿Qué te pasa? ¿La CIA te ha puesto a trabajar en una oficina? ¿Lo dejamos? No presumas tanto, Dutch.

Está bien, nunca supiste retirarte a tiempo. Me alegro de verte, Dutch.

Bienvenidos a todos. Esto es Aikido Stoicu.

Mi nombre es Félix Rodríguez, un humilde practicante de Aikido.

Ayer, como predije o pronostiqué, antes de acudir al entrenamiento en el dojo Aikikan de Castellón, pues ya intuía que el entrenamiento iba a transcurrir por sendas similares a las anteriores.

Y así fue. Me tocó a mí dar el calentamiento, ya que el sensei estaba un poco ocupado.

Fue un calentamiento rápido, a los 10 minutos ya llegó el sensei y ya nos pusimos a hacer la clase como toca, como la conocemos los que vamos a entrenar allí.

Estuvimos ayer trabajando técnicas desde el ataque de Yoko Menuchi y, como siempre, chocando irremediablemente con esa pared de interpretar con los ojos las acciones del sensei.

Y luego intentar llevar a cabo aquello que hemos visto de forma que creemos que es correcta, pero que en la mayoría de las ocasiones es una mirada o una visión incompleta del trabajo que propone el sensei.

A cada uno, a su nivel, se nos escapan detalles.

Creo que cada uno a nuestro nivel sí que llegamos a lo más básico, que es entender la técnica que estamos haciendo, sea un kokyunage, sea un ikkyo, sea un nikyo, sea un shihonage.

Pero, como alguien dijo, en los pequeños detalles se encuentra la verdad.

Esos pequeños detalles en los que se nos escapan a nuestra visión.

Y ahí sí que entra el nivel de cada uno, el grado de entrenamiento de cada uno, para percibir con mayor o menor profundidad el trabajo que nos propone el sensei.