Museo Diocesano, María Puértolas 672u4x

Pues me ha dejado María Ñaños estupendamente bien presentada para recibir a otra María Puerto, la que es la subdirectora del Museo Diocesano de Barbastro Monzón. María, muy buenos días. Hola, muy buenos días. Bueno, ¿qué tal en el museo después de esa celebración del Día Internacional que era ayer 18? Pero una celebración por todo lo alto, María.

Sí, aún con resaca emocional. Todo lo vivido esta semana pasada, pues porque que un gran pintor del Renacimiento visite tu museo para quedarse, pues siempre es un motivo de celebración.

Y qué mejor fecha que ese Día Internacional de los Museos, que es un día grande para todos los museos. Como bien dices, un grande está visitando el Museo Diocesano y lo está visitando además con un cuadro que es una auténtica belleza. Seguro que los habituales del museo ya se habían familiarizado con los tres músicos del taller de Diego de Velázquez, que ha estado expuesto procedente de la colección Arte Hispania, pero es que ese cuadro tiene un relevo, que es el retrato de una dama que está ya en la última planta instalada.

Efectivamente, es un retrato renacentista maravilloso. El Ruidor Fuego y Randallo quizás es un pintor menos conocido que otros grandes pintores del Renacimiento, pero no por ello tiene una obra que sea poco importante. De hecho, en los mejores museos del mundo podemos ver obra suya en la Academia de Florencia, en el Louvre, en la National Gallery, en la Galería Borghese o en los Uffizi.

Es un pintor que sigue esa tradición del retrato italiano más clásica, muy influenciado por Leonardo y sobre todo por Rafael, que fue amigo personal suyo, y un pintor que le costó introducir las nuevas y modernas maneras de pintar que traía el manierismo, por lo tanto su obra siempre es un poquito más clásica. Fue hijo del pintor Domenico Irlandallo, que fue un grande de los pintores renacentistas, pero como nos explicaba Helen Andrés en la magnífica charla que dio el día de su presentación, su obra se ubica cronológicamente en un momento en el que confluyen tantos grandes artistas que es muy difícil ser sobresaliente.

Es como el siglo de oro español, que confluyen tantos representantes de las artes de la literatura, que sobresalir es un poquito más complicado. Esto le pasa un poco a Irlandallo, que en su momento hubo tantos artistas de primera que a veces es complicado sobresalir, pero que su obra es magnífica, por supuesto.

Vaya momento el que le tocó vivir, pero qué maravilla, había tantos grandes artistas que era complicado sobresalir, imagina.

Eso es, la verdad es que sí.

Bueno, la conferencia, los que han asistido y los que han podido conocer también un poquito a través de redes sociales en el museo, que fue magnífica.

La conferencia de presentación fue magnífica, fue una introducción a lo que supone el retrato en el renacimiento, también destacando el papel de la mujer como modelo de los grandes artistas, inaugurando ese nuevo concepto de retrato en el renacimiento, que se recupera de épocas pasadas y que adquiere una nueva dimensión en este momento artístico, pero no sólo el papel de la mujer como modelo, como musa de las obras, sino también el papel de las mujeres pintoras, que en ese momento también fue importante.

Nos habló en concreto de dos, de Sofonis Van Guisola y de Lavinia Fontana, que fueron dos mujeres pioneras también en su momento.

Fue una conferencia que realmente nos dio claves para entender mucho mejor este retrato renacentista y poder disfrutar de él muchísimo más cuando lo visitemos.

Muchas personas lo disfrutaron el sábado, en ese concierto justo al lado del retrato de una dama del Grupo Vocal Cívica Antigua Ensemble.

El concierto fue magnífico, María, y es una de las señas de identidad de este museo, de esos maridajes especiales, en este caso, del arte con la música, ¿no? Sí, ya hemos repetido en esta ocasión esta experiencia.

El concierto era un concierto de llaneras italianas del renacimiento, era un concierto que encajaba muy bien con el cuadro, con su época.

Nos gusta que estos conciertos sean en petit comité, delante de la piscina...