
Descripción de La mochila de piedras 246v3o
Había una vez un joven llamado Samuel que vivía en un pequeño pueblo. Desde niño, había sufrido muchas decepciones: amigos que lo traicionaron, familiares que lo lastimaron y personas que no cumplieron sus promesas. Cada vez que alguien le hacía daño, Samuel recogía una piedra y la guardaba en una mochila que llevaba a todas partes. — Si cargo estas piedras, nunca olvidaré lo que me hicieron — decía. Con los años, su mochila se volvió cada vez más pesada. Caminaba encorvado, cansado, con el rostro endurecido por el esfuerzo de llevar su carga. Pero se negaba a soltarla. Un día, un anciano sabio del pueblo lo vio y le preguntó: — ¿Por qué cargas esa mochila tan llena? — Porque dentro están los recuerdos de quienes me hicieron daño. No quiero olvidarlos. El anciano sonrió y dijo: — ¿Y qué has ganado con eso? Samuel reflexionó. No había ganado nada, solo dolor, cansancio y una vida llena de amargura. Entonces, el anciano lo llevó a un río y le dijo: — Lanza una piedra al agua. Samuel obedeció y vio cómo la piedra desaparecía en el fondo. — Ahora dime, ¿acaso desapareció el recuerdo? — No — respondió Samuel. — Exacto. No necesitas cargar el peso del rencor para recordar lo que viviste. Aprende la lección, pero deja que el agua se lleve el peso. Samuel, conmovido, tomó una a una las piedras de su mochila y las arrojó al río. Sintió cómo su espalda se aligeraba, su mente se aclaraba y su corazón se liberaba. Desde ese día, aprendió que el rencor es un peso inútil que solo nos hace daño a nosotros mismos. no te pierdas mis dos libros con cuentos geniales como este, los tienes a la venta en amazon... 6x695k
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Había una vez un joven llamado Samuel que vivía en un pequeño pueblo. Desde niño, había sufrido muchas decepciones.
Amigos que lo traicionaron, familiares que lo lastimaron y personas que no cumplieron sus promesas.
Cada vez que alguien le hacía daño, Samuel recogía una piedra y la guardaba en una mochila que llevaba a todas partes.
«Si cargo estas piedras, nunca olvidaré lo que me hicieron», decía.
Con los años, su mochila se volvió cada vez más pesada. Caminaba encorvado, cansado, con el rostro endurecido, por el esfuerzo de llevar su carga, pero se negaba a soltarla.
Un día, un anciano sabio del pueblo le vio y le preguntó «¿Por qué cargas esa mochila tan llena?».
«Porque dentro están los recuerdos de quienes me hicieron daño. No quiero olvidarlos».
El anciano sonrió y dijo «¿Y qué has ganado con eso?».
Samuel reflexionó «No había ganado nada, solo dolor, cansancio y una vida llena de amargura».
Entonces el anciano lo llevó a un río y le dijo «Lanza una piedra al agua».
Samuel obedeció y vio como la piedra desaparecía en el fondo.
«¿Acaso desapareció el recuerdo?» «No», respondió Samuel.
«Exacto. No necesitas cargar el peso del rencor para recordar lo que viviste.
Aprende la lección, pero deja que el agua se lleve el peso».
Samuel, conmovido, tomó una a una las piedras de su mochila y las arrojó al río.
Sentió como su espalda se aligeraba, su mente se aclaraba y su corazón se liberaba.
Desde ese día aprendió que el rencor es un peso inútil que solo nos hace daño a nosotros mismos.
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