
Miércoles 30 de abril - Juan 3, 16-21. Dios envió a su Hijo para que el mundo se salve por él. 74i3b
Descripción de Miércoles 30 de abril - Juan 3, 16-21. Dios envió a su Hijo para que el mundo se salve por él. o5b33
Meditación del día 30 de abril de 2025 Palabra de Vida 6l4d51
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
Dios envía a su Hijo para que el mundo se salve por él.
A veces pensamos que Dios es un enemigo. A veces pensamos que Dios está con esa lupa mirando a ver si cometes un pecado y a ver si te equivocas para que yo te pueda acoger y ya tengo una razón para llevarte al infierno. Esa formación o ese entender el cristianismo es terrible. De hecho, en esa conversación que veíamos el otro día de Jesús con Nicodemo, Jesús le dice a Nicodemo por qué tanto amó Dios al mundo que envió a su Hijo único.
No para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. Y por tanto, no es Dios quien condena. No es Dios quien te dice quiero que vayas al infierno. Todo lo contrario, las puertas del corazón de Cristo quedaron abiertas en la cruz. El amor del Padre es un amor incondicional, irreversible, no puede dejar de amarnos. Seríamos nosotros los que por nuestra torpeza, por nuestra frivolidad, por cualquier cosa, estaremos como negándonos a recibir el amor de Dios. Por eso Jesús lo explica muy bien.
Tanto amó Dios al mundo, tanto nos quiere que envíe a su Hijo para ser despedazado en la cruz, para ser calumniado, torturado, para que viendo tanto amor nosotros nos convenciéramos, nos quedáramos como estremecidos de esa cantidad tan grande de amor que hay en Cristo que es el amor del Padre y nos convirtiéramos a él. Por eso, nunca veas en Dios a un enemigo, nunca veas en Dios a alguien que limita tu libertad, a alguien que no te deja ser tú mismo, que claro, como está la regla moral, los pecados, los no pecados, es que esa es una idea tan infantil y tan necia y tan pagana, por otro lado, del Dios que se manifiesta en Jesucristo que estaríamos profundamente equivocados.
Si pudiéramos, decía Raniero Cantalamesa, el que fue predicador pontificio, si tuviéramos que resumir todos los mensajes de la Sagrada Escritura en una única frase, sería que Dios es amor y que Dios no puede dejar de amarnos, porque la esencia de Dios es el amor, la relación de Dios con nosotros no puede ser de otra manera más que queriéndonos. Piénsalo, porque creo que en este sentido todavía podríamos estar con esquemas antiguos de yo tengo que justificarme, yo tengo que merecer el cielo, yo tengo que cumplir para poder ir allí, yo me salvo haciendo obras buenas, todo eso, ante el amor de Dios, se desintegra.
No tienes que convencer a Dios nada, Él te conoce, Él te comprende, Él por supuesto que te perdona, Él ha enviado a su Hijo para que tengas una puerta abierta y llegues al cielo. Y esto es lo que Jesús le dice a Nicodemo cuando Nicodemo le pregunta qué es lo más importante de tu mensaje. Veíamos el otro día que vivimos de la gracia, sí, esa gracia nos llega a través de la iglesia, a través de los sacramentos, pero no podríamos recibir esa gracia si no es porque nos sabemos incondicionalmente amados por Él. Por eso sí, podemos decir tanto amo a Dios al mundo, tanto me amó a mi Dios que envió a su Hijo para que yo, lo podemos decir en singular, pueda obtener la salvación por medio de Él.
Comentarios de Miércoles 30 de abril - Juan 3, 16-21. Dios envió a su Hijo para que el mundo se salve por él. 2q5d44