MEMORIAS AL AIRE EN RADIO EMISUR.- Entrevista a Soledad Moreno López 4j3q1n

Memorias al aire en Radio Emisur. El eco de la vida en cada palabra, la sabiduría de los años, el diálogo que nos une. Los viernes a partir de las 11 menos 20 en Radio Emisur.

Hoy Memorias al aire en Radio Emisur va dedicada a Soledad Moreno López, nacida en Montemolín un 12 de enero de 1929 nada más y nada menos.

Soledad, ¿qué tal? Muy buenos días. Buenos días. Nacida en Montemolín, criada y crecida en Montemolín. Hasta los 27 años. ¿Cómo es la vida en un pueblo pequeño que nos comentaba a micrófono cerrado que no es lo mismo que en otras ciudades de otro tamaño? Aquello era distinto, de pasar necesidades, no. En mi casa ni se ha pasado hambre porque mi padre era, tenían molino, era panadero, ellos atendían al campo, todo. Porque era una persona única desde luego, única. Y una enfermedad de mi hermano nos quedó en blanco. Pero vamos, ya había pasado los años malos del hambre y todo eso.

En mi casa eso no se conocía para nada. Al contrario, iban a comer a mi casa. Mucho. Y se daba de comer a mucha gente. Porque tenían el molino en el campo. Iban por la tarde, aprovechaban el agua para poder moler. Luego venían de noche, ya mi padre tenía el horno preparado, hacer bollos individuales para repartirlo al que no tenía para comer. O sea que en mi casa no se conoció la necesidad de nada, de nada, de nada. Luego ya los años vinieron, la enfermedad de mi hermano fue horroroso porque se habían hecho dos, una operación en Madrid y la de mi hermano en Sevilla. Y ahí nos arruinamos.

Y tuve que salir de mi casa. Y me vine aquí a casa de don Edras Martínez, que he estado 48 años. Y ya, como ya me partí la cadera, luego ya me salí. Pero vamos, seguí con el mismo o con ellos y eso. Conmigo se han portado de maravilla. Y tiene dos hijas que para mí son algo especial. Están pendientes de todo lo que necesito, de todo. Estoy nerviosa.

Antes de salir de casa, antes de ya avanzar en su juventud, ha dicho que tenía un hermano que tuvo una enfermedad y otros hermanos más. Tres hermanos, bueno, ya dos porque uno se me fue. Pero en su infancia eran cuatro. Éramos cinco, pero eso de mi hermano estupendo. La vida en mi casa era estupenda para eso. Mi hermano magnificó todo.

No sé si le apetece hablar del antes y el después de lo que ocurrió del percance con su hermano, que marcó un hito en su familia, un antes y un después, que nos ha avanzado antes.

Se fue a la guerra. Le tocó en Zaragoza. Y era muy escrupuloso y no comía.

Y se puso muy malo. Y era de no comer, que no comía y cogió daño en un pulmón. Y fue de lo que murió del pulmón.

¿Todo eso ocurrió durante la guerra civil? Después ya de la guerra. Ya estaban en casa. Pero vamos que vino ya malo de por allí.

Claro, la enfermedad le surgió allí en la guerra, por eso le comentaba.

Y lo cogió allí. Allí lo encontraron en el suelo, caído, en la calle, pensando que estaba borracho. El coronel que iba, dice, no, no, llévalo a mi casa que este chico tiene una anemia imponente. Y de ahí me tuve yo que venía aquí a trabajar.

Porque antes, claro, no había una sanidad que se hiciera cargo de todo esto. Habría que costearse y pagarse toda la atención médica.

Todo a base de dinero. Todo, todo. Todo a base de dinero.

Cada visita al médico en una enfermedad complicada.