Mariano Recalde - 29/05/25 48632e

Mariano Recalde, senador nacional, integrante de la Comisión de Asuntos Constitucionales, y está en comunicación con nosotros.

Recalde, ¿cómo le va? Los saluda Nacho Otero, acá en Delta 90.3. Buen día.

¿Qué tal? Buen día, Nacho. ¿Cómo estás? Gracias por atendernos.

Nada, por favor.

Quería preguntar, antes que nada, respecto al Senado, ¿cómo se están desarrollando los debates y cómo ve el panorama respecto a la Corte Suprema de Justicia y su nueva integración, su posible impresión? Bueno, celebro que empecemos a discutir otra vez un tema tan importante para el país como es el funcionamiento de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

Viene lento.

Ayer hubo una reunión para tratar alrededor de ocho proyectos de distintos senadores que hacen planteos de modificación básicamente con tres criterios que son bastante coincidentes.

Ampliar el número de , no puede ser que tres personas solamente decidan los destinos de la vida, la libertad y el patrimonio de todos los argentinos.

Es mucho poder a unas personas que no las vota nadie ni las controla después nadie, prácticamente.

Prácticamente porque es muy difícil, si bien hoy los jueces de la Corte están sometidos a juicio político, es muy difícil obtener las mayorías como para generar alguna remoción o ni siquiera una sanción.

El segundo criterio que se está planteando, impulsando de todos lados, es la paridad de género o por lo menos la integración con mujeres. Hoy son todos varones y creo que hay un sentir general de que eso está mal y que tienen que participar las mujeres.

Ahí hay diferentes criterios y paridad, algunos dicen 40%, 30%, depende del número de jueces que proponen cada proyecto a ampliar. Y lo último es un criterio federal que se plasme en la ley que define la integración del máximo tribunal y que no sea un tribunal estrictamente porteño como muchos senadores temen que pueda ocurrir.

Y la Corte viene atravesando un proceso de goteo, en pérdida de lugares, en pérdida también de representación de este género. Me acuerdo el momento en el cual convivieron Haydn de Lonasco, Carmen Argibay.

Todo eso fue perdiéndose, perdiéndose, perdiéndose. Ahora tenemos una Corte con tres integrantes.

Dos de los cuales además aceptaron ser nombrados por decreto violando la Constitución.

Después, si bien eso se saneó con un acuerdo posterior del Senado, bastante cuestionados.

También cuestionados porque por manejos dentro de la propia Corte, con la obra social, por robarse facultades legislativas, por un montón de cuestionamientos que hacen que esta Corte hoy sea, creo, junto con la mayoría automática del menemismo, no sé si se acuerdan, los años 90, de las Cortes más desprestigiadas, que menos credibilidad generan. Y la verdad, si algo requiere un tribunal, un juez, alguien que va a fallar y definir un conflicto entre dos o más partes, es que le genere confianza a los justiciables, como se dice, y a la sociedad en general. Y es lo que no está ocurriendo.

Lamentablemente, es una triste realidad.

No, y también hay otra cosa que hay que empezar a ver, y es la rebelión que hay desde parte de la justicia nacional, sobre todo nacional-civil, hacia la Corte Suprema de Justicia, después del fallo Levinas, en el fallo por el caso Levinas hablan de la Ciudad de Buenos Aires como un distrito con la misma entidad que una provincia, y que el equivalente a la Corte Suprema de las provincias, en la Ciudad de Buenos Aires, es el Tribunal Superior de Justicia, y que tienen que mandar las causas ahí, y no a la Corte Suprema, y la justicia nacional se está rehusando a aplicar ese fallo. Hay como una rebelión.

Es un fallo que también sustituye la voluntad del Congreso, que es quien debe definir por ley o el traspaso, o el vínculo entre los jueces nacionales y el Tribunal Superior de Justicia.

No lo puede hacer la Corte, y que los jueces, como decís, como bien lo contabas vos, de los tribunales nacionales con asiento en la Ciudad de Buenos Aires, la Cámara Comercial, la Cámara Civil, la Cámara Laboral, la Cámara Penal, se hayan revelado muertos.