EL MANUAL DE INSTRUCCIONES 5h3s6e

Antiguamente, ya fuera que compraras un botijo, una ballesta o mismamente una armadura, te las tenías que apañar para aprender a usarlos contando, bien con tu ingenio, tu intuición o tu sentido de la observación, o bien con un alma caritativa que te ilustrase al respecto. Ahora, todo, absolutamente todo lo que compramos o adquirimos, por diminuto que sea, tiene un manual de instrucciones, un prospecto, un tutorial en Youtube, un tiktoker que te orienta, en fin un algo que te enseña mínimamente cómo usarlo. A veces es una simple etiqueta (Bueno, no tan simple porque últimamente las etiquetas son kilométricas, con varias capas y en varios idiomas). Otras veces es un tocho a lo Espasa Calpe que no hay por dónde cogerlo y en ocasiones es un folleto perfectamente dobladito que, cuando lo despliegas, se convierte en una sábana imposible de volver a guardar. Pero los hijos no traen ni una pista. Nada de nada. Vienen mondos y lirondos, desnudos e incomunicados. Y en aquellos tiempos lejanos en los que yo fui madre, no existía internet, así que no podía acudir al todopoderoso Google para buscar ayuda (Aunque me consta que, en plena crisis existencial de padres novatos, no hay tutorial de Youtube que valga) Cuando nació mi primera hija estaba segura de que en algún lado del ca-pazo me habrían dejado un pequeño librito explicándome qué hacer y cuándo, pero no lo encontré, y los consejos de otras madres más duchas en el asunto tampoco terminaban de funcionarme, así que fui improvisando con mayor o menor fortuna y terminé haciendo mi primer manual de instrucciones sobre la marcha. Cuando nació mi segundo hijo, pensé satisfecha que ese primer manual me serviría para facilitarme la crianza, pero ¡qué va! Tuve que fabricarme un nuevo manual de instrucciones para mi nuevo bebé. Y así con los demás. ¡Hasta cinco manuales diferentes! uno para cada uno de mis hijos. Imaginad el follón de manuales que se me formó a medida que iban creciendo y definiendo cada uno su personalidad. ¡Un lío! Y luego estaba la convivencia, los estudios, los equilibrios para intentar no volverme loca, trabajando y dedicándoles el tiempo de calidad que yo tenía. En fin. ¡Qué os voy a contar que no sepáis! Digamos que lo que hay en este podcast es un compendio de mis propias experiencias como mamá novata, heroína y todóloga y seguro, segurísimo que cada quien sufrirá novatadas genuinas y propias que no figuren aquí. Espero, no obstante, que pueda servir de ayuda o por lo menos de entretenimiento a quien tenga a bien escucharlo. 5j2r5u