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Sol Ahimsa
Liberar Maldiciones por Ascensión Ballesteros

Liberar Maldiciones por Ascensión Ballesteros 24g3z

20/5/2025 · 05:55
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Sol Ahimsa

Descripción de Liberar Maldiciones por Ascensión Ballesteros 1z5z69

Ascensión nos habla de como "liberarnos de las maldiciones". Si quieres agendar una cita con ella puedes hacerlo en el siguiente enlace: https://www.solahimsa.org INSTAGRAM: @sol_ahimsa TIKTOK: @solahimsa_oficial FACEBOOK: Sol Ahimsa Escuela PÁGINAS WEB: www.solahimsa.org / www.escuelasolahimsa.com CANALES YOUTUBE: www.youtube.com/@solahimsacanal / Canal El Ágora con Sol Ahimsa www.youtube.com/@ElÁgora77 2x3638

Lee el podcast de Liberar Maldiciones por Ascensión Ballesteros

Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.

Hola a todos, soy Ascensión Ballesteros. Espero que estéis todos bien. En este caso, liberar maldiciones desde recuperar los fragmentos del alma.

Maldición, imprecación dirigida contra alguien o contra algo, manifestándose desde que le venga algo negativo, algún daño, desde un enojo y animar versión hacia esa persona, ya sea hombre o ya sea mujer. Una maldición es una emoción negativa intensa donde se le desearía el daño a esa persona o a ese grupo de individuos. Este término procedería del vocablo latín maledictio, que se puede traducir como injuria.

Las maldiciones evidentemente son atemporales, comportándose como una orden inconsciente dificultando la vida y el desarrollo del individuo en esta vida.

Una maldición también tiene su forma energética, ya que en verdad es una proyección mental o una forma pensamiento. Una vez expresada con odio y con ira intensa, se convertiría como en un dardo envenenado, logrando penetrar el cuerpo energético de la persona, pudiendo provocar también esos cambios a nivel emocional, a nivel mental, cambiar esas formas de pensar e incluso traspasar e ir mucho más allá a nivel físico.

Cierto que tenemos poca conciencia de cómo funciona, cómo es nuestro cuerpo energético y cómo se comporta, recibiendo vibraciones de toda índole a lo largo del día y de nuestra vida. Vamos acumulando del mismo modo que ya está perjudicado de esa forma y también trayendo traumas no conclusos de vidas pasadas, lo cual sería aún más un añadido. Si fuésemos más conscientes de lo que afecta, que es la estructura de nuestro cuerpo energético, sin duda lo protegeríamos más, lo cuidaríamos más y lo defenderíamos todavía más.

El que podamos creer o no en las maldiciones no significa que nos podamos librar de ellas.

Si nos la envían, esa energía emocional sería lo suficientemente potente para hacernos el daño deseado por el relicente. Las palabras tienen su poder, algunos hasta las consideran mágicas. Piensa que proferir esa maldición es suficiente para que el destinatario pueda parecer infortunios o desdichas. Se puede considerar que las maldiciones o las pueden considerar que las maldiciones son supersticiones. Como acabo de comentar, puede recaer en una persona, en un hombre, en una mujer o en un objeto o en un lugar, esos lugares malditos que se llaman, en una casa, en cementerios también, en lápidas y por supuesto yéndonos mucho más a nivel colectivo, civilizaciones malditas.

Buenas dosis de estas maldiciones estarían por supuesto tanto en la Grecia como en Roma, en los etruscos, celtas, culturas orientales y la cultura egipcia con sus momias. La más extendida y la más conocida sería cuando abrieron la tumba de Tutankamón, pero no es la única. Es la más conocida porque es la que más literatura tiene, pero hay otras incluso más potentes que la de Tutankamón.

A nivel individual no necesariamente tienen que estar juntas las personas para que se envíen esas maldiciones. Nos puede separar un océano. A nivel de energía, el espacio-tiempo para una maldición no existe. De modo que se evidencia que esa forma de pensamiento tiene esa fuerza co-creadora que se pone en movimiento sin más. Es una acción que necesita un pensador.

El pensador pone en marcha, provoca la acción para que se ponga en movimiento. Es un poquito galimatías pero se entiende. Tenemos tres tipos de maldiciones. Las que nos envían a nosotros, las que podemos nosotros lanzar y las que nos hacemos a nosotros mismos. Como por ejemplo, maldigo el día que nací, maldigo el día que te conocí, sin ser conscientes del daño que nos podemos provocar a nosotros mismos, maldecir un embarazo que no viene bien, maldecir que una mujer no pueda tener hijos porque una misma no pueda tener, incluso provocar enfermedades a través de esa forma de pensamiento intensa, una mujer despechada, un hombre despechado, maldecir con la ruida, maldecir con que no vuelvan a tener pareja… Este tipo de maldiciones se pueden enviar a nosotros mismos.

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