
Homilía de Monseñor Luis Enrique Saldaña - Jueves 22 de mayo de 2025 3g2z3i
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Homilía de Monseñor Luis Enrique Saldaña del jueves 22 de mayo de 2025 desde Capilla Obispado de David. 5z2j4a
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El Señor. Aleluya, aleluya.
Sobeja, se escucha mi voz, dice el Señor, yo las conozco, y ellas me siguen. Aleluya. El Señor esté con ustedes. Y con su espíritu. Proclamación del santo ángel. Según San Juan.
Gloria a ti señor. En aquel tiempo Jesucristo a sus hermanos y hermanas, señor permanezcan en mi amor. Si cumplen el mandamiento, permanecen en mi amor. Lo mismo que yo cumplo los mandamientos de mi padre y permanezco en su amor. Les he dicho esto para que mi alegría esté en ustedes y su alegría sea plena. Palabra del Señor.
Hermanos y hermanas, el señor nuevamente nos invita a escuchar su palabra, a nutrirnos con el pan que da vida, el encuentro de hermanos, y bueno, agradecerle a él por todo lo que va haciendo en cada uno de nosotros. Por eso la invitación en el Salmo noventa y cinco, cantemos la grandeza del Señor. O sea, cada uno tiene que agradecer, cada uno sabe, pues, ¿por qué? Hay que agradecer al señor, ¿por qué? Hay que cantar a su grandeza, porque siempre se va mostrando misericordioso con nosotros, siempre se va mostrando cariñoso, amoroso con nosotros, y luego, pues, todo eso se traduce en plenitud de vida para nosotros. Hoy hemos invitado a aquellos de San Juan que nuevamente nos invitan a a permanecer en su amor. Ayer se los invitaba a permanecer en él, permanezca en él, y a dar frutos en esa permanencia en Jesús. Hoy, esa se radicaliza un poquito más.
O sea, ¿en qué consiste? El permanecer en Jesús, pues, permanecer en él, ¿cómo se realiza, cómo se hace, cómo se lleva a la práctica? Entonces, cumpliendo los mandamientos, cumpliendo los mandamientos. Es la forma más concreta, más cercana que tenemos de poder permanecer en ese amor de Jesús. Y la forma y el modo como Jesús permanece en el amor del padre. Y él permanece en el amor del padre haciendo su voluntad.
De allí, entonces, que esa voluntad, pues, pasa por la obediencia, pasa por hacer vida, lo que el padre quiere para sus hijos, pasa también por la cruz, sin embargo, pues, en ese amor profundo de Dios para nosotros en Jesús, entonces, tiene todos estos componentes, que también son parte de la historia humana, son parte de nuestra historia también. Pero invitados a permanecer en el amor de Jesús en todo momento.
Los momentos bonitos, ¿sí? No hay problema. Los momentos complicados, permanecer en ese amor de Dios, ¿sí? Cumpliendo los mandamientos. Algo, pues, que el Señor quiere, pues, que vivamos, que vivamos bien, que de esa manera, ¿sí? Podamos, dice, alegrarnos, ¿sí? Les he dicho esto para que mi alegría esté en ustedes y su alegría sea plena. O sea, la plenitud de nuestra alegría siempre va a estar en el amor a Dios y en el dejarnos amar por él, dejarnos acompañar por él.
Dice que nuestra alegría sea plena. Más allá de las cosas que podamos tener, de lo que podamos estar viviendo en el momento, en el presente, en el futuro, más allá de todo eso, que nuestra alegría siempre se centre en el amor de Dios, en el amor a Dios. Y a partir de esa experiencia, entonces, la vivencia, ¿no? Ya entonces en comunidad. Hoy, hemos escuchado, hemos hecho los apóstoles, la continuidad, las discusiones que ya traían desde ayer, donde querían, pues, imponerle a los padanos de las
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