
La guerra de sucesión española, decretos de nueva planta y la edad moderna 2a1e6d
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En este episodio exploramos el papel de Mallorca en la Guerra de Sucesión Española, su resistencia austracista y la posterior imposición borbónica con los Decretos de Nueva Planta. Abordamos la pérdida de autonomía, los cambios lingüísticos y sociales, y el lento despertar económico e industrial de la isla entre los siglos XVIII y XIX. Un periodo marcado por la represión, la transformación política y el inicio de la modernización. 271i26
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Bienvenidos a Historia de Mallorca, en el tercer episodio, la guerra de sucesión española, los decretos de nueva planta y la edad moderna.
Durante el siglo XVII, España se encontraba bajo el dominio de los Habsburgos, quienes habían llegado al poder en 1517, cuando Carlos I heredó los reinos de Castilla, Aragón y Navarra.
Este gobernó hasta 1556, siendo sucedido por su hijo Felipe II.
Durante sus reinados, conocidos como los Austrias Mayores, la monarquía hispánica domina en Europa como su principal potencia.
Sin embargo, comienza a decaer bajo sus sucesores, Felipe III y IV y Carlos II.
Este último, famoso por sus desfiguraciones y debilidad física, no tuvo hijos, por lo cual designó poco antes de su fallecimiento a Felipe de Anjou, nietado del entonces rey de Francia, como su sucesor, lo que implicaba la posibilidad de una unión entre las coronas de los dos países bajo la dinastía de los Borbones.
La unión dinástica generó un fuerte desequilibrio de poder en Europa, lo que llevó a Inglaterra, Austria y los Países Bajos a formar la Gran Alianza.
Al principio, el conflicto se libró más en los despachos diplomáticos que en los campos de batalla.
Sin embargo, dentro de la propia monarquía hispánica surgieron profundas divisiones.
En los territorios de la corona de Aragón, y especialmente en el Principado de Cataluña, crecía el temor a perder sus fueros y privilegios, ante el modelo centralista que los Borbones ya habían aplicado en Francia.
Por eso, muchos en la región optaron por apoyar al candidato austracista, el archiduque Carlos de Austria, quien fue reconocido como rey por las Cortes de Cataluña y Aragón.
En 1705, los territorios de la corona de Aragón se alzaron contra el Virrey, y poco después una flota anglo-holandesa llegó para apoyar al archiduque Carlos, quien desembarcó en Barcelona y Valencia.
Al año siguiente fue proclamado rey en Zaragoza y también en el Reino de Mallorca.
Sin embargo, a partir de entonces, las fuerzas austracistas comenzaron a perder terreno.
En 1707, el Reino de Valencia fue conquistado por las tropas castellanas, y tres años después cayó Aragón.
En 1713, aunque Barcelona seguía en manos austracistas, se firmó el Tratado de Utrecht, que puso fin a la guerra entre España y la Gran Alianza.
Esto dejó a Cataluña y las Baleares aisladas, y finalmente, en 1714, Barcelona fue tomada tras un largo asedio, y al año siguiente Mallorca también cayó.
Volviendo al comienzo del conflicto, la proclamación de Felipe de Anjou fue contemplada con hostilidad por sectores de la población mallorquina, quienes lo consideraban un opresor ante la larga historia de conflicto que el archipiélago había tenido con su vecino francés.
En 1702, el Virrey Pueyo encartela a cuatro personas acusadas de criticar al nuevo rey, y a partir de ese momento, las clases populares comienzan a mostrar un claro descontento, en especial los marineros.
En septiembre de 1706 llega a la Bahía de Palma una escuadra aliada, y poco después fallece en un atentado el capitán de una escolta perteneciente a la nobleza botifler, numeredado en los territorios aragoneses a los partidarios de Felipe de Anjou.
Ante el estado de alarma y desconcierto, los austracistas aprovechan y toman la capital de Palma, y el 28 de septiembre se firma la capitulación de la isla a bordo de un buque inglés.
Cabe destacar que parte de la nobleza mallorquina participó en el levantamiento contra los Bourbons, sin embargo, la relación estrecha que guardaba la autoridad con la burguesía bourbónica, hizo que la población adoptara el insulto botifler hacia toda persona perteneciente a la nobleza de la isla, ya fuera partidaria de los austrias o no.
Pronto se enviaron representantes del nuevo rey a Barcelona para rendir homenaje al archiduque Carlos.
Durante todo el conflicto se reclutaron mallorquines para luchar en la península, y la isla llegó además a ser refugio para muchos maulets, apodo empleado en Valencia y las Baleares para referirse a los austracistas, los cuales estaban huyendo ante la toma del reino de Valencia por los ejércitos bourbónicos.
La caída de Barcelona supuso la pérdida del último foco sustancial de resistencia austracista, y la toma de las Baleares se convirtió en una cuestión de tiempo.
El 2 de julio de 1715 la isla capitula, y 9 días más tarde se entregan las llaves de la ciudad.
La resistencia de Mallorca duró poco más de un mes.
En noviembre del mismo año Felipe V de Bourbon promulga un decreto de nueva planta para las Islas Baleares, disolviendo el reino de Mallorca y convirtiéndolo nada más en un título honorífico.
El gran y general consej fue abulido y sustituido por el capitán general, nueva máxima autoridad en la isla y con un poder mucho más centralizado.
Además fueron suprimidos el derecho público y la posibilidad de acoñar moneda propia.
Con el tiempo la isla fue adoptando el castellano, apreciándose una cierta diglose entre la población, donde el mallorquín se mantenía como lengua más habitual entre las masas populares, mientras que el español se convertía en un idioma popular.
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