
Descripción de Grazalemía - Dedicado a Blas Gutiérrez 5v4z2y
Esta semana Cándido Gutiérrez Nieto nos ha regalado en su espacio "Grazalemía" la historia de Blas Gutiérrez, su padre, que fue maestro de campo y cuyas vivencias Cándido reflejó en la publicación universitaria "Recuperar y Compartir la Memoria de Una Escuela" Su poesía, la poesía que fluye en este espacio también ha estado dedicada a la figura de su padre con dos pequeños poemas, "A Blas con su tos" y "Aquel Día". 4m512
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Grazalemía, la píldora poética de Cándido Gutiérrez Nieto, los jueves en Radio Grazalema.
Y estamos ya en este espacio, en esta Grazalemía de Cándido Gutiérrez Nieto, que nos acompaña una semana más, ahí al otro lado del teléfono. Cándido, buenos días.
Buenos días, Grazalema. Buenos días, Paqui.
Cándido, esta semana, ¿qué nos traes a tu espacio, a esta Grazalemía? Pues bueno, en este invierno tardío, ya de transición hacia la primavera, aunque persiste todavía el invierno, no he querido que pase esta época del año para hacer referencia a mi padre, Blas Gutiérrez, y a contar un poco su historia, para terminar dedicándole un par de pequeños poemas. Bueno, pues como digo, en estos días del invierno frío, envueltos en silencio y melancolía, regreso al túnel de mis primeros días, viral de las emociones que fluyen y a la gratitud de la vida.
Basado ahora, en el año 2014, un grupo de profesores de la Facultad de Ciencia de la Educación de Cádiz, publicamos un libro titulado Recuperar y compartir la memoria de la escuela, basado en lo que se llama historias de vida, una metodología de investigación social, que consiste en dar la palabra a los protagonistas, en el cual ellos van relatando sus experiencias, y en el texto, los profesores o el profesorado que escribimos en esta historia, pues vamos interpretando y vamos situando en el contexto y en las propias ideas pedagógicas, que era lo que nos estaban transmitiendo. Bueno, pues entre los capítulos de aquel libro, yo escribí dos de ellos, y uno de ellos fue dedicado a mi padre, a Blas Gutiérrez, quien precisamente en ese año, poco después de haberse publicado este libro, pues naturalmente falleció.
Bueno, el capítulo titulado Una historia de buenos maestros, cuenta la que fue la historia de aquel niño de campo, mi padre, que soñó con un maestro y una escuela, asomado a los Tajos y las Ares de Patagalana, desde donde dice divisaba valles y otras montañas que se perdían en la vista cegadas al cielo. Allí le nació la gana de saber lo que era el mundo, y lo fue sabiendo por la lectura y lo poco que pudo oír en su vida en la escuela.
Aprendió a leer oyendo, leer siempre el mismo y único libro que tenía en su casa de uno de sus abuelos, al anochecer de los fríos inviernos junto al fuego del rancho, mientras le leía capítulos de ese libro, mientras la imaginación de estos niños, de su padre y sus hermanos, soñaban con mapas y personajes dibujados en la sombra, con el recondor del fuego.
En aquellos años, cuando mi padre tenía 10 años, entre 1932 y 1934, instaló una escuela que fue llevada por lo que en los tiempos de la República se denominaron Misiones Pedagógicas. Era una escuela rural que se había instalado en un establo, en un lugar llamado La Garganta de Barridas, donde acudían los niños de aquellos valles situados entre Villaluenga, Benalcázar y Ubrique.
A esta escuela llegaba cada día don Juan Revidiego, un maestro recién salido de la escuela normal de apenas 20 años, montado en una borriquita por la que salía cada mañana a las seis de la mañana desde Villaluenga. Aquel maestro era muy dado a estudiar.
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