
Gonzalo de Berceo (c. 1196 – c. 1264), Milagros de Nuestra Señora ("El clérigo y la flor") r2i5x
Descripción de Gonzalo de Berceo (c. 1196 – c. 1264), Milagros de Nuestra Señora ("El clérigo y la flor") 5l1z49
Grabación de Textos Antiguos Proyecto de Innovación Docente (PIMED08-202123) de la Universidad de Jaén En colaboración con UniRadio Jaén Francisco P. Pla Colomer (Coord.) Curso 2024-2025 Gonzalo de Berceo (c. 1196 – c. 1264), Milagros de Nuestra Señora ("El clérigo y la flor") Fernando García Andreva (Universidad de La Rioja) 135b5c
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Grabatext, grabación de textos antiguos, proyecto de innovación docente de la Universidad de Jaén, en colaboración con Uniradio Jaén.
Coordina Francisco Placolomer Gonzalo de Berceo, milagro tercero, el clérigo y la flor Leemos de un clérigo que era tiesterido, en los fitzios y glares, feramente embebido pero que era loco, había un buen sentido amaba a la gloriosa, de corazón cumplido ¿Cómo quiere que era en algo mal acostumbrado? En saludar a Elia era bien acordado ni niría a la iglesia, ni na ningún mandado, que el su nombre ante no fuese aclamado Decir no lo sabría, sobre cuál ocasión, que a nos no lo sabemos, si lo buscó o no Dieronle enemigos, salto a este varón, o vieron a matarlo, domne Dios lo perdón Los homnes de la vilia, el o sus compañeros, esto como cuntiera, como non eran certeros de fuera de la vilia, entre unos riberos alia los soterraron, non entre los lezmeros Pesóle a la gloriosa con este enterramiento, que yadse el su siervo fuera de su conviento Aparecióle a un clérigo de buen entendimiento, disoli que fitzieran en ellos falimiento Bien había treinta días que era soterrado, en término tan luengo, podía ser dañado Disol Santa María, fitzistes desguisado, que yadse el minotario de vos tan apartado Mándote que lo digas, que el mi canceliario, non merecía ser echado del sagrario Dilis que no lo dexen, y otro treintanario, métanlo con nosotros en el buen fosalario Demandole al clérigo, que yadse dormitado, qui eres tu que fablas, dime de ti mandado Ca cuando lo dixiero, serame demandado, qui es el querelloso, o qui el soterrado Disoli la gloriosa, yo sou Santa María, madre de Jesucristo, que mamó leche mía El que vos desechaste de vuestra compañía, por canceliario mío, yo a ese tenía El que vos soterraste es dueña del cemiterio, al que vos non quisiestes facer nul ministerio Yo por éste te fago, todo es reguncerio, si bien no lo recaudas, tente por el nacerio El dicho de la dueña fue luego recaudado, abrieron el sepulcro a priesa e prifado Vidieron un miraclo non simple, ca doblado, el uno o el otro fue luego bien notado Y xiele por la boca una fermosa flor, de muy gran fermosura, de muy fresca color Inxie toda la plaza de sabrosa olor, que non sentí en del cuerpo un punto de pudor Trobaron li la lengua tan fresca e tan sana, cual parece de dentro la fermosa manzana Non la teníe más fresca a la merediana, cuando se viejablando en media la quintana Vidieron que viniera ésto por la gloriosa, ca otri non podríe facer tamaña cosa Trasladaron el cuerpo cantando os preciosa, a pres de la iglesia en tumba más preciosa Todo ome del mundo fará gran cortesía, qui viziere servizio a la virgo maría Mientras que fuere vivo, fará plazentería, et salvará la alma al postre merodía
Comentarios de Gonzalo de Berceo (c. 1196 – c. 1264), Milagros de Nuestra Señora ("El clérigo y la flor") 3w1740