
Fuego, agua, juramento y combate. Los juicios de Dios 35u5f
Descripción de Fuego, agua, juramento y combate. Los juicios de Dios 6t2015
Los juicios por ordalía, en los que se juzgaba en función del resultado de una lucha (o prueba de fuerza) ante tortura o elementos como el fuego o el agua, triunfaron durante gran parte de la Edad Media. Procedentes de los códigos legales de los germánicos, surgidos en el siglo VI a la caída del imperio de Roma, se recurría a esta práctica cuando acusados y demandantes no tenían pruebas de otro tipo, como un número suficiente de testigos que juraran la versión de los hechos. Cuando el acusado no podía aportar testigos o no se le consideraba de fiar, el jefe tribal o los jueces designados optaban por la ordalía. Varios tipos de ordalía fueron comunes en Europa y entre las más curiosas destacaban la del agua y la del fuego. En muchos casos los culpables pagaban una multa o huían antes de enfrentarse a estos juicios, aunque a veces sí se llegaba a ese extremo. Sabiéndolo, muchos clérigos optaban por las ordalías pero haciendo trampa. Por su lado la nobleza se inclinaba por los duelos en combate para resaltar su estatus: el perdedor era declarado culpable. Incluso en algunos lugares se permitía contratar a campeones que lucharan en lugar de los litigantes. En este Almas del Medievo viajaremos a estas curiosas pruebas judiciales y aportaremos casos reales de un fenómeno que llegó a alargarse hasta los siglos XVII y XVIII. Track: The Revelation Music by https://www.fiftysounds.com Track: Invincible Music by https://www.fiftysounds.com Track: Echoes of Ireland Music by https://www.fiftysounds.com https://www.ivoox.vip/?-code=c2dc1af88de153c0051a235db860b121 https://www.ivoox.vip/?-code=268969ca86ecccf0a59712bf23bd9bf4 https://www.ivoox.vip/plus?-code=5243f5526a212a1d44ae0d36 706z1k
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O juicios por ordanía en los que se juzgaba en función del resultado de una lucha o prueba, cualquier tipo de pleito, triunfaron durante gran parte de la Edad Médica.
Estos juicios tan peculiares procedían, por lo visto, de los códigos legales de los germánicos a la caída del Imperio Romano.
Se recurría a esta práctica cuando acusados y demandantes cumplían pruebas de otro tipo, como por ejemplo, que jurara la versión de una de las partes.
Cuando el acusado no podía portarlos o no se le conseguía defiar, el jefe tribunal o los jueces optaban por la ordanía.
No obstante, el Código de Hammurabi, el más antiguo del mundo, ya incluía el juicio por ordanía cerca del año 1750 a.C.
Entre los varios tipos de ordanía que fueron comunes en Europa y algunos de los más curiosos, se contarían la prueba del fuego y también la prueba del agua.
En muchos casos, los culpables incluso pagaban una multa o ian antes de enfrentarse a este tipo de procedimientos.
Hoy, en Almas del Medievo, hablaremos de uno de los aspectos más peculiares de la Edad Media, como son los juicios de Dios, los juicios que sometían a los acusados a una serie de pruebas físicas que podían o no demostrar su inocencia o culpabilidad.
Y para este curioso recorrido, por las anécdotas más suculentas de este tipo de procedimientos, contamos, como no podía ser de otra manera, con la asistencia, la presencia de nuestro historiador privado, nuestro historiador Héctor Martín, licenciado en Humanidades, también licenciado en Periodismo, y que hoy nos hablará de la ordalía.
Así es, efectivamente. Gracias por una semana más por invitarme.
Saludos a todos nuestros seguidores y oyentes.
Hoy tenemos uno de esos programas que seguro que a los oyentes les encanta, porque vamos a explicar cosas curiosísimas.
Piensa que la ordalía será muy común en la Edad Media, efectivamente, y una de las más curiosas será la que aparece por primera vez en la Ley Sálica de los Francos, a finales más o menos del siglo VI, en la que ya se nos habla de la prueba caldaria o prueba del agua hirviendo.
Yo creo que con eso ya he definido muy bien en qué consistía esta prueba.
Me imagino que los acusados podían terminar muy quemados.
Sí, normalmente terminaban con heridas, porque tenían que extraer con la mano una piedra que había sido colocada en un caldero o en algún tipo de recipiente con agua hirviendo.
Por cierto, si sacaba la mano antes de recoger la piedra era considerado culpable, mientras que si se suponía que sacaba la piedra y además no había recibido ninguna herida en la mano, se consideraba inocente.
Por lo tanto, esto ya te puedes imaginar que disuadía muchas veces a todos estos personajes de intentar estas pruebas y se recurría, y eso lo veremos también hoy, a pagar una multa o a huir incluso antes de seguir con el procedimiento.
Sabiéndolo, veremos que incluso muchos clérigos, que eran los que conducían este tipo de juicios, optaban por la justicia.
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