El fantasma del aviador 336l6l

Ya está aquí con nosotros, una semana más, José María Ibáñez. ¿Qué tal? Muy buenos días.

Muy buenos días.

La Mano Negra, con José María Ibáñez.

Para este espacio de misterio, de enigmas, que tenemos semanalmente los miércoles en directo en nuestros estudios y que pueden escuchar, encontrar, como todos nuestros programas, en iVoox, en Spotify.

Ahí están todos nuestros podcasts, igual que en la renovada página web, en S-Radio Baleares.

Y ya estamos en la décima temporada de este espacio, con el libro propio, La Mano Negra, una selección de 80 relatos.

Y aquí seguimos caminando, seguimos conociendo casos.

Después de un sanatorio aterrador hace unas semanas, tras habernos adentrado por el túnel de los gritos, la semana pasada nos hablaste del metro secreto de Moscú, hoy nos traes a un fantasma.

Sí, un fantasma de un aviador, concretamente inglés.

Él se llamaba Desmond Lucis Arthur, nació el 31 de marzo de 1884 en O'Brien Bridge, en el condado de Clare, en Irlanda.

Y como te decía antes, fue un teniente de aviación durante la Primera Guerra Mundial, que además se unió a la Royal Master Fusiliers y más tarde a la Royal Filling Corps, donde fue uno de los primeros pilotos en recibir su certificado de vuelo por parte de la Royal Aeroclub.

Falleció trágicamente el 27 de mayo de 1913 a causa de una terrible colisión aérea sobre el aeródromo escocés de Monroe's.

El mayor Foggin fue el primer testigo, dicen, de la aparición de una figura fantasmal en el comedor de oficiales.

No dijo nada a nadie por temor a las burlas de sus compañeros o, aún peor, por acabar perdiendo su puesto de trabajo.

Sólo cuando otros oficiales se atrevieron a comentar en voz alta sus experiencias, él también confesó haber visto claramente la figura fantasmal de su amigo, el teniente Arthur.

La gran mayoría de oficiales e instructores de la base declararon efectivamente haber sido testigos de la presencia fantasmal del oficial en los hangares.

Lo llamaban el fantasma del teniente irlandés o el santo Monroe's, porque además había fallecido en el aeródromo escocés del mismo nombre.

Y, además, los nuevos pilotos que llegaban a la base y desconocían la historia, al enterarse de ella, no aguantaban demasiado tiempo y muchos solicitaban el traslado.

Además, claro está, a nadie le apetecía hacer ninguna guardia nocturna.

Semanas después del terrible accidente y tras una sucinta investigación, la Comisión de Investigación de Accidentes Aéreos dictaminó que el teniente Arthur había sido el culpable del accidente.

Fue precisamente tras la emisión de este falso informe cuando los fenómenos extraños dieron comienzo.

Esto ocurrió hasta que en 1917 un amigo del teniente Arthur decidió emprender una investigación por su cuenta sobre las presuntas apariciones fantasmales de su amigo, el teniente fallecido.

Él no era piloto, sino periodista y, además, editor de una famosa revista de aviación, C-Aeroplane.

Le levantó cielo y tierra, revisó informes, habló con compañeros y altos cargos para al final descubrir que en realidad lo que habían hecho era cerrar la investigación del accidente mortal cuanto antes, atribuyendo toda la responsabilidad a quien no podía defenderse.

Lógicamente, el teniente Arthur había sido acusado de incompetencia de forma injusta y ahí estaba su pena, quizás su tragedia, y la razón por la que el teniente seguramente se negaba a irse.

El nuevo informe se publicó y ahí el oficial negaba toda la responsabilidad del accidente mortal del joven Arthur.

Mientras tanto, me cuentan que el espíritu del teniente Arthur ha sido visto, amigo Gabriel, vagando por los hangares de la base escocesa de Montrú.

Otra historia de estas increíbles que nos trae José María Ibáñez.

Como siempre, muchísimas gracias y seguiremos hablando de fantasmas, de casos enigmáticos.

La semana que viene, más.

Muy bien, hasta la semana que viene. Gracias.

Muchísimas gracias.