Los Estados Pontificios: mil años entre la tiara y la espada 1e5o22

Corría el año 897 y en Roma se estaba a punto de celebrar uno de los juicios más surrealistas y escalofriantes de la historia. En una fría sala de la Basílica de San Juan de Letrán, un cadáver vestido con osornamentos papales fue sentado en el trono. Aquel era el cuerpo exhumado del Papa Formoso, muerto nueve meses atrás. Lo que ocurrió a continuación se conoce como el sínodo del cadáver, un grotesco espectáculo en el que el difunto pontífice fue sometido a juicio por orden de su sucesor, Esteban VI, acusado de usurpación y hergía. La macabra escena terminó con Formoso siendo declarado culpable, despojado de sus vestiduras papales y arrojado al río Tíber.

Este sombrío episodio no es sino una muestra del complicado y a menudo polémico poder temporal que ejercieron los papas sobre una parte significativa de Italia, conocida como los estados pontificios. Durante siglos, este singular dominio político-religioso estuvo marcado por intrigas, alianzas imposibles, rivalidades y conflictos que mantuvieron a la península italiana dividida y constantemente intervenida por potencias extranjeras. Desde los días turbulentos de su formación con Pipino el Breve hasta la pérdida definitiva del poder temporal en 1870, los estados pontificios fueron protagonistas indiscutibles de la historia europea, atrapados entre la espiritualidad de la iglesia y las realidades políticas más pragmáticas y crudas.

Pero, ¿cómo logró una institución religiosa gobernar y sobrevivir políticamente en un mundo lleno de reinos y estados seculares? ¿Qué consecuencias tuvo esta dualidad espiritual y temporal en Italia y en Europa? Prepárense, porque hoy vamos a recorrer la apasionante y en ocasiones oscura historia de los estados pontificios, un relato lleno de personajes controvertidos, episodios sorprendentes y reflexiones profundas sobre el poder y la fe. Esto es, que vuelen alto los dados. Bienvenidos, comenzamos. Uno de los puntos más controvertidos de la historia de la iglesia ha sido el del poder temporal de los papas.

El debate sobre la existencia de esta unidad política excepcional bajo el gobierno de los papas ha sido un tema recurrente a lo largo de la historia en el que las posturas han oscilado entre quienes defendieron con entusiasmo su necesidad y quienes la rechazaron con firmeza. Por un lado, unos han abogado por una iglesia despojada de bienes y centrada únicamente en su misión espiritual, buscando devolverla a la sencillez de los tiempos apostólicos, mientras que otros sostenían que el poder temporal de la iglesia fue clave para la expansión del cristianismo y que este dominio fue una pieza fundamental en la supervivencia y el éxito de la nueva civilización. Uno de los grandes debates históricos ha girado en torno a si el poder papal retrasó la unificación de Italia.