
Especial Día del Libro: Lectura "El Quijote" 4v2k3a
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Para conmemorar el día del Libro que tuvo lugar el pasado 23 de Abril de 2025, varios voluntarios, colaboradores, amigos, familiares, y cualquiera amante de la literatura amigos de Greendale hemos colaborado para realizar una lectura continuada de varios de los primeros capítulos de El Quijote. Es un evento participativo, intergeneracional e inclusivo. ¡Esperemos que os guste! 5452d
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Hoy, 23 de abril, Día Internacional del Libro, aquí en ONNI Work Center, iniciamos la lectura de Don Quijote de la Mancha, novela escrita por el español Miguel de Cervantes Saavedra, en el año 1605. Es la obra más destacada de la literatura española y el más traducido de autor español, y la tercera obra más traducida en la literatura universal, siendo la primera la Biblia y la segunda el Principito. Este evento está organizado desde nuestra asociación Grindel para Todos, con motivo de la celebración del Día Internacional del Libro, que como dato, este mismo día murió Chespi y Cervantes. Es un evento participativo, intergeneracional e inclusivo. Espero que todos disfrutemos de esta jornada.
Primera parte, capítulo primero, que trata de la condición y ejercicio del famoso Hidalgo Don Quijote de la Mancha. En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanzanastillero, adarga, antigua, rocín, flaco y galgo, corredor, una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos, los sábados, lentejas los viernes, algún palomino de añadiduría los domingos, consumían las tres partes de su hacienda. El resto de ella concluían sallo de velarte, calzas de velludo para las fiestas con sus pantuflos de lo mismo, y los días de entresemana se honraba con su vellorí de lo más fino.
Tenía en su casa una ama que pasaba de los cuarenta, y una sobrina que no llegaba a los veinte, y un mozo de campo y plaza que así ensillaba el rocín como tomaba la podadera. Frisaba la edad de nuestro Hidalgo con los cincuenta años, era de complesión recia, seco de carnes, enjuto de rostro, gran madrugador y amigo de la caza. Quieren decir que tenía el sobrenombre de Quijada o Quesada, que en esto hay alguna diferencia en los autores que de este caso escriben, aunque por conjeturas verosímiles se deja entender que se llamaba Quejana. Pero esto importa poco a nuestro cuento, basta que en la narración de él no se salga un punto de la verdad.
Después de saber que este sobredicho Hidalgo, los ratos que estaba ocioso, que eran los más del año, se daba a leer libros de caballerías con tanta afición y gusto, que olvidó casi de todo punto el ejercicio de la casa y aún la istración de su hacienda. Llegó a tanto su curiosidad y desatino en esto, que vendió muchas fánegas de tierra de sembradura para comprar libros de caballería en que leer, y así llevó a su casa todos cuantos pudo haber de ellos, y de todos ninguno le parecían tan bien como los que compuso el famoso Feliciano de Silva, porque la claridad de su prosa y aquellas entrincadas razones suyas le parecían de perlas.
Y más cuando llegaba a leer aquellos requiebros y cartas de desafío, donde en muchas partes hallaba escrito, la razón de la sin razón que a mi razón se hace, con tal manera mi razón enflaquece que con razón me quejo de la vuestra fermosura. Y también cuando leía, los altos cielos que de vuestra divinidad divinamente con las estrellas fortifican, y os hacen merecedora del merecimiento que merece la vuestra grandeza. Con estas razones perdía el pobre caballero el juicio, y desvelábase por entenderlas y desentrañarles el sentido, que no se los sacara ni las entendiera el mismo Aristóteles, si se resucitara para sólo ellos.
No estaba muy bien con las heridas que don Belianis daba y recibía, porque se imaginaban que por grandes maestros que lo hubiesen curado, no dejaría de tener el rostro y todo el cuerpo lleno de cicatrices y señales, pero con todo alababa en su autor aquel acabar su libro, con la promesa de aquella inacabable aventura, y muchas veces le vino deseo de tomar la pluma y darle fin al pie de la letra, como allí se promete, y sin duda alguna lo hiciera y aún saliera con ello, si otros mayores y continuos pensamientos no se lo estorbaban. Tuvo muchas veces competencia con el cura de su lugar, que era hombre dotto, graduado en Sigüenza, sobre cual había sido mejor caballero, palmerín de Inglaterra.
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