Escena 1 – La despensa vacía 27341v

Había una vez, en una aldea muy pequeñita, una mujer que vivía con su hijo Tomás en una granja.

Con el paso del tiempo, la granja no iba muy bien, y cada vez tenían menos comida.

Un día, su mamá, al ver la despensa vacía, preocupada llamó a su hijo.

—Tomás, hijo, ya no queda nada para comer. Vendimos las últimas calabazas la semana pasada.

Ve al campo y busca setas para preparar la cena.

Tomás se encaminó al bosque, tal como le había pedido su mamá. Caminó y caminó durante mucho tiempo, apartando ramas, mirando entre las matas, pero no encontró ni una sola seta.

Cansado y sin fuerzas, se dejó caer sobre la hierba húmeda. Respiró hondo, apoyó la cabeza entre las rodillas y pensó en su madre. Esa noche tampoco tendrían nada para cenar. Otra vez se irían a dormir con hambre. Y Tomás sabía bien lo mucho que dolía un estómago vacío. De pronto, algo sucedió. Entre los árboles apareció un ser mágico del bosque.

Sus grandes orejas habían escuchado los lamentos del corazón de Tomás, tan sinceros y tristes que no pudo ignorarlos. Con voz amable, el ser se acercó y le preguntó.

—¿Qué te pasa, chico? Tomás, sorprendido al verla, se quedó sin palabras durante unos segundos. Luego, bajando la mirada, respondió con tristeza.