Episodio 138 - Terribles imágenes sobre agresiones a menor con parálisis. Ciberacoso. Miniserie "Adolescencia" Netflix. 3z1v5v

Pocas veces me siento a ver las noticias por los canales convencionales de televisión, pero la semana pasada lo hice al mediodía y me tragué unas imágenes terribles que llegan a herir la sensibilidad de las personas que aún mostramos cierta empatía hacia los demás.

En este caso me refiero a las agresiones de unos menores en un centro educativo de Cantabria hacia un compañero con parálisis cerebral, unas agresiones que fueron grabadas y que podemos encontrar en cualquier lugar de las redes y las televisiones.

En este nuevo episodio de Gargantua quiero hablarte de un capítulo de sucesos repugnante que viene a sumarse a la lacra del acoso en nuestro país y también en otras regiones del mundo y que parece no tener freno.

Quiero contarte su influencia en las redes y la importancia que la adolescencia y la juventud en nuestros institutos de secundaria están dando a la aceptación social y a la pertenencia a un grupo.

Porque hoy no pretendo quedarme en una reflexión personal acerca de todo esto, sino que quiero ahondar en el problema del que todos somos responsables.

Haciendo mención también a la aclamada serie de Netflix que lleva por nombre Adolescencia.

Según podemos leer en numerosos medios nacionales de prensa, varios menores han sido expulsados de un instituto de secundaria de Cantabria, en España, tras haber agredido a su compañero con parálisis cerebral.

Tristemente estas imágenes han sido publicadas y sin lugar a dudas puede verse la inquina y los golpes, a modo de collejas, hacia el alumno que permanece en su silla de ruedas.

Debo dudar entonces que si no se hubiera grabado esta horrible escena por parte de alguien y distribuido de alguna forma, jamás hubiéramos tenido conocimiento de lo que pasaba.

De este modo, por tanto, las redes vuelven a jugar un doble papel en todo.

Cinco días han sido apartados los agresores de sus clases en el instituto.

Cinco días que ya han pasado, por cierto, y que, por lo tanto, han dado la posibilidad de que vuelvan al centro educativo.

Pero ahora debemos preguntarnos si esta medida disciplinaria ha sido suficiente.

Es decir, ¿se supone que los agresores podrán regresar, volver, al mismo espacio que han compartido con el agredido y en el mismo tiempo? ¿Y hasta qué punto esta circunstancia es justa? Para la mayoría de sectores sociales, esta situación consecuente resulta bastante indignante y pese a que la istración educativa en cuestión haya tomado medidas inmediatas abriendo expediente disciplinario y condenando las agresiones, la familia del menor con déficit motórico solicita un cambio más drástico, quizá con el cambio de centro educativo para los propios agresores.

Debo contaros que se han celebrado concentraciones en apoyo al agredido y donde se pide frente al instituto de secundaria en cuestión una solución definitiva a esta pesadilla.

La propia familia del alumno con parálisis, en declaraciones a determinados medios, sostiene que algo más debe hacerse para que no se repitan estas agresiones.

Los expertos, ofreciendo sus opiniones en las televisiones y rotativos, apuntan directamente a la ley del menor y su posibilidad para modificarla.

También hay quienes vuelven a atizar a los responsables de los centros educativos y a los profesores por no hacer bien su trabajo.

Es decir, nuevamente se coloca el foco en los educadores de una institución académica por el comportamiento de unos menores, un mal comportamiento que, dudo yo, hayan podido adquirir en el proceso de enseñanza-aprendizaje dentro de una escuela.

Pero tampoco es de extrañar que la desconfianza hacia los docentes en este país ya se haya convertido en deporte nacional.

En este punto del episodio, quiero regresar a la historia.