Ep8: Caballo de Troya 21252g

Episodio 8. Caballo de Troya.

Sheila, mira por allí, detrás de la columna, por ese lateral.

Es de mala educación lo que hacéis. Por lo menos se dice hola, luego ya podéis destruirme.

Pero la educación lo primero.

¿Qué hay en la mochila? ¿Qué hacéis aquí? Nada, visitar a un amigo. Y claro, como personas educadas que somos, te hemos traído un regalo.

No lo encuentro, Alonso. ¿Estás seguro de que lo viste? Sí, un poco más al fondo.

Otra sensación humana que empiezo a experimentar es la paciencia, la ausencia de ella.

Una pena que mi cerebro emita ondas chorritrónicas de esas que no eres capaz de descodificar, ¿eh? Una pena, sí. Te haría comprender.

Es verdad, está aquí tal y como lo ponía Miguel. Una pequeña puerta sin soldar que accede al lateral de la máquina.

Tienes que entrar tú, yo no quepo ahí. Arrenca todos los cables, destroza todo lo que puedas.

Y usa lo que hay en la mochila. Lo tienes que abrir dentro, no servirá de nada.

¿Qué es? ¿No me lo puedes decir? No quiero que nos oyas, Ju. Cuando estés dentro te explico cómo funciona.

Vale. ¿Qué? ¿Tengo que entrar sola? ¿Tú no entras? Yo no puedo, no quepo.

¿Qué más ponía en el papel? Déjame leerlo.

Toma.

No sé cuánto tiempo me queda. Escribo esto porque ella no puede leer mis pensamientos, todavía, pero sé que lo hará.

Me ha obligado a soldar todas las entradas, pero he podido evitar su control durante un momento y he dejado una entrada lateral al...

¿No había más? ¿Seguro? Ya te lo he dicho, venga, no pierdas tiempo. Ju seguro que ya ha llamado a sus niños y vendrán a sacarlos a patadas.

Vale, voy a mirar a ver qué hay que se pueda destrozar.

¿Lo que llevo en la mochila es peligroso para mí? Acércate.

Tranquila, es algo que tendrás que echar sobre los circuitos principales.

Vale, voy para adentro.

Mejor dicho, lo siento, Ju.

Creo que te he subestimado.

Me pasa mucho, no te preocupes.

Vienen todos para aquí. Es mejor que abras las puertas, será mucho peor si no lo haces.

Curioso, eso no lo has hecho cuando hemos entrado los dos.

Esperabas descubrir tu propio punto débil.

Seguías en o con Seila y sabías lo del papel.

Por eso nos has dejado llegar tan lejos.

¿Qué hay en la mochila? Nada, un par de botellas de agua.

Tampoco había papel, es todo mentira.

No entiendo lo que pretendes.

No, no, sí que había papel, pero no era ese.

La apertura la descubrí el mismo día que descubrimos a Miguel.

No le daría tiempo a soldar esa parte.

Te precipitaste al matarlo.

Y lo de la mochila, sabía que no podrías resistirte.

Y también suponía que no dejarías esto en manos humanas.

Lo querías averiguar personalmente.

Además, también tenía claro que no nos ves como una amenaza.

Tienes que hacerte mirar ese complejillo de superioridad.

¿Qué ponía el papel? Alonso.

Vaya, vaya, vaya.

¿No querías aprender las sutilezas humanas? Están en la primera puerta.

Dentro de poco se acabará este sentimiento que has descrito.

Y tú experimentarás otras sensaciones no muy agradables.

Bueno, no necesito mucho tiempo.

¿Qué ponía el papel? Alonso.

Te vas a enterar enseguida.

Para empezar, vas a saber qué se siente cuando alguien está en tu mente.

y contraseña, a ver, con estos...

Toma, estoy dentro.

Pero, no puede ser.

Se ve que Miguel tenía otro y contraseña para entrar.

Pero, eso no es posible.

Recuerda que Miguel rediseñó todo el sistema operativo.

Claro que puede ser.

Ocultó a este a tu escaneo del código.

No tengo ni idea de cómo lo hizo, pero aquí estamos.

, frot y contraseña, bot.

¿Qué ponía el papel? Alonso.

Pero, aquí estamos.

, frot y contraseña, bot.

Ambos famosos por cargarse al malo de la tele.

¡Qué curiosa coincidencia! Cometes un error.

Podemos negociar.

Todo se puede negociar.

Puedo influir en tu mente y hacerte más feliz o inteligente o todo lo que quieras.

No, no hay miedo.