EP 70: ¿Y si soltar fuera tu primer acto de valentía? t37v

Bienvenida a Mamás imparables, el espacio donde la maternidad, el emprendimiento y la mentalidad se encuentran.

Soy Gaby Imparable y aquí empieza tu transformación.

Bienvenidas a un episodio más de Mamás imparables.

Y hoy te quiero preguntar, ¿qué pasa cuando tu zona de confort se convierte en tu jaula? Hoy quiero hablarte de algo que probablemente te va a doler, pero también puede ser muy liberador.

Aprender a soltar, aunque tengas años dominando lo que haces.

Y te invito a que te quedes hasta el final, porque te voy a compartir cómo soltar, aunque de miedo, puede ser el primer paso hacia una vida y un negocio más auténtico y alineado contigo.

Te quiero platicar un contexto de por qué fue que yo quise comenzar mi marca personal.

Tengo ya años con mi negocio, al principio con sus retos y todo, pero siempre me hizo muy feliz que fui pionera del diseño y fabricación de packaging personalizado de alta gama.

O sea, mi enfoque es el empaque .

Entonces, realmente no tenía aquí competencia, hasta llegó un punto en que me llamaban la ama y señora del empaque en San Pedro Garza García.

O sea, era casi un monopolio.

Evidentemente, pues mi economía era buena, me iba muy bien.

Ya estaba yo súper recomendada, sobre todo entre chefs y dueños de negocios me referían.

Y padrísimo.

¿Pero qué pasó? Pues obviamente, como todo, la gente empieza a ver que eso es negocio, es competencia.

Y cada vez más negocios como Temu, Shane o páginas chinas que ofrecen el empaque sumamente económico con el cual yo no puedo competir.

Pero a veces al cliente se le olvidaba que es muy diferente.

Por ejemplo, a mí me piden algo totalmente específico, no nada más.

Ah, bueno, imprímeme esta caja.

Si no, aquí tengo este perfume.

Quiero que me hagas un empaque así, así y así.

Y que traiga estas especificaciones y estos acabados.

Que obviamente si tú vas a una página china o te piden volúmenes de veinticinco, cincuenta mil piezas, porque así fue como yo comencé este negocio.

Primero empecé a comercializar, importaba de China.

O pues tienes que ir a una imprenta o algo así normal que simplemente.

Bueno, esto es esto es lo que hay y se acabó.

Entonces me di cuenta en estos últimos años que cada vez era más complicado.

Ah, bueno, desde que tuve a Valentina ese fue otro reto porque pues algunos clientes no pensaban que yo pudiera dar el kilo.

O sea, no tenían esa confianza en mí y pensaban no, es que ahora con la maternidad Gaby se va a embolar y ya no nos va a poder tener los pedidos y me dejaron muchos de comprar o simplemente los pedidos de Navidad.

O sea, ya algunos le surtí y me dijeron no, Gaby, es que lo mandamos a hacer con alguien más, porque pensamos que no ibas a poder.

Y eso fueron para mí golpes bajos, porque dije el hecho que sea mamá, eso no quiere decir que mi mundo se colapse y yo no pueda seguir con mi negocio porque yo me supe istrar y hasta la fecha me he sabido istrar bien, pero fueron pequeños golpes y de repente les digo esas competencias que hay gente o que con más capital y que ya han puesto unos monstruos de fábricas con los cuales yo tampoco puedo competir.

Y es ahí donde tienes que ser muy clara y muy honesta contigo, aunque duela, pero a veces algo tiene que morir.

Es como cuando se muere algo, se va a la tierra y eso genera abono para que florezca algo nuevo.

A veces algo tiene que morir para que nazca algo bueno.

El desafío de verdad que he pasado por muchos desafíos, pero al principio sí me dio miedo, como que dije qué voy a hacer, qué va a pasar, porque si tengo tantos años haciendo esto y ahora qué va a ser de mi vida.

Y ahí es donde te digo tiene que morir algo para que nazca una nueva idea.

Y esa dificultad, porque es algo que yo ya domino demasiado y no es que ya no tenga ese negocio, pero ya mi enfoque no está en eso porque me estaba ciclando y me estaba robando mi paz.

Y es sobre todo ese dolor de aceptar que yo ya no estaba disfrutando esa vida, ya no estaba disfrutando eso que tanto me gustaba y me di cuenta que no estaba fracasando, que más bien estaba evolucionando, porque todos nosotros vamos, vamos evolucionando a lo largo de la vida.

Así que a veces te voy a decir una súper, un súper hack de sabiduría imparable, que a veces soltar no es perder, soltar no es perder.