Enigmas de la Historia P18 El exorcismo de Almansa El terno ErranteE 31243e

Bienvenidos un día más a esta cita con la historia y el misterio.

Hoy tengo que ser sincero, me encuentro con una sensación agridulce. Por un lado estoy contento, estoy muy contento porque empezamos una nueva sección que espero que les resulte interesante.

Estoy seguro de que nuestro nuevo compañero les va a desvelar historias y personajes sumamente interesantes, pero lo agrio y lo triste lo vamos a dejar para el final. Empezamos, otros enigmas de la historia. La inmortalidad es una quimera al parecer fuera de nuestro alcance. Se imaginan ustedes vivir eternamente, contemplar el paso de los siglos sin envejecer, desafiar a las enfermedades y a la fría y anciana muerte.

El eterno vivo o eterno caminante pertenece al mundo de las leyendas, pero casi siempre con la vida eterna como un castigo a sus actos o blasfemias. El punto de partida de esta historia se halla en el Evangelio de San Juan, en el que se menciona a ciertos personajes que al presenciar el martirio de Jesús le negaron la ayuda o directamente le despreciaron. Y este podría ser el comienzo de la leyenda del errante. A partir de estas referencias, alrededor del año 1228 el benedictino inglés Mateo París escribió una primera versión de la leyenda.

Su protagonista era Cartáfilo, un portero del pretorio romano que debía encargarse de ejecutar la sentencia de muerte de Jesús. El nazareno agotado y herido, caminaba a duras penas. Sus pies chocaban con los duros cantos que le antecedían al gólgota. La muchedumbre le abucheaba y se burlaba de él. ¿Dónde está tu ejército, nazareno? Le escupían y gritaban, pero Jesús apenas alzaba su rostro manso.

A veces los temblores de la fiebre le hacían dudar del paso, pero enseguida el dolor insoportable de sus heridas le hacía reaccionar. El sudor mezclado con la sangre descendía sin misericordia impidiéndole ver con claridad. Hasta que en un momento su cuerpo quedó abandonado por las fuerzas y cayó estrepitosamente.

Una vez en el suelo, Cartáfilo lo golpeó, obligándole despiadadamente a levantarse y seguir. Jesús en ese momento cambió el gesto de su rostro y con una severidad poderosa levantó la mirada y con sus ojos fijados en Cartáfilo pronunció su sentencia. Yo caminaré hacia el destino que mi padre me guarda, pero tú caminarás sin descanso hasta el juicio final, entonces volveremos a vernos.

Desde el siglo XIII, otros relatos semejantes se propagaron por Italia, aunque cambiando el nombre del condenado. Eran personajes de gran diversidad social y no se caracterizaban por su condición hebrea. En cambio, a partir del siglo XVI, la leyenda insistió en presentar al personaje errante como un judío.

Sin duda, esta nueva identidad estuvo vinculada al surgimiento del anti judaísmo de masas. Los judíos fueron considerados como causantes de las desgracias sin fin durante las crisis de hambre y epidemias del siglo XIV. La desconfianza y sospecha condujeron a la aparición sucesiva de los guetos en las grandes ciudades italianas de Venecia, Roma, etc. Mientras que los judíos eran expulsados u obligados a la conversión forzosa en la mayoría de los reuniones europeos, entre ellos aquí, en 1492.

Durante el siglo XVI, se empezó a hablar de un tipo llamado Ahasbero que podía aparecer en cualquier lugar y momento y que era en realidad un judío que había sobrevivido desde la época de Jesucristo. Los escasos viajeros europeos que se aventuraban por esos años en Palestina y Jerusalén, al parecer se encontraban siempre de un modo u otro al misterioso judío.