En episodios anteriores 2z3354

Bienvenidos amigos, yo soy Sergio Alvarez y esto es PISTOLAS DE AGUA, el micropodcast dedicado a las ficciones sonoras humorísticas breves, eso sí, porque como soy el escritor, director, actor, locutor y montador, no me queda tiempo para hacerlas más largas. Pero así no se aburre, que aburrir es algo muy feo y uno, ante todo, pues quiere que lo pases bien escuchando esto, entretenerte y divertirte un ratito, ese es mi objetivo, como lo es el de todas esas series que vemos y que nos gustan tanto, como nos enganchan, como estamos en vida y precisamente el episodio de hoy habla de una de esas series, una serie de género fantástico llena de romance, misterio y acción, una serie que ni siquiera tiene título y si no la has visto, pues no te preocupes porque te voy a poner al día con el resumen, al lío que disparo ya mis PISTOLAS DE AGUA, vamos ya con ese resumen de los episodios anteriores.

En episodios anteriores, el joven Garibaldi se muda a Prickett Hills tras la muerte de su padre en extrañas circunstancias y descubre que es el único humano del nuevo instituto, antes era un chico popular pero ahora entre tanto ser paranormal, se siente un bicho raro. Mientras tanto, su madre Winona es elegida concejala del pueblo porque hay una vacante y los ciudadanos pasan de la política, descubre un oscuro fraude en las arcas del consistorio y destapa el tinglado, en consecuencia el pleno del ayuntamiento vota a favor de asesinarla por 16 contra 1, el voto en contra es el de la propia Winona. Hombre, no me jodáis. Pero de nada sirve. Tienes que aceptar la voluntad de la mayoría como una demócrata, Winona, dice el alcalde y los demás asienten. Mientras tanto...

El asesino contratado no es otro que el legendario Raffel Pafel, conocido por su manía de frotar las balas con una solución desinfectante porque le gustan los tiros limpios. Pero el hombre ya tiene 80 años, la cadera de metacrilato, las rodillas de plexiglás y el hígado perdiendo por puntos tras años abusando de la leche de soja con calcio, que es lo único que le calma el reflujo estomacal.

Pafel sufre un infarto que lo deja seco tras pasar una noche de bondage con el limón, una prostituta que frecuenta a los modeles de la zona y deja tarjetas debajo de los felpudos anunciando precios económicos y satisfacción garantizada. La joven, asustada, huye con aquel magnífico par de revólveres Colt Pitchmakers de cachas de nácar con intención de llevarlos a una casa de empeños de reality de televisión. Desconoce que los revólveres se forjaron en el infierno, que jamás fallan un tiro y que convierten a su propietario en un asesino sin piedad que se alimenta de las almas de sus víctimas. Mientras tanto...

Duduá Johnson, guionista y creador de la aplaudida serie Burguesas desesperadas buscan sexo en Nueva York, vive asqueado de escribir absurdas tramas sobre burguesas desesperadas que buscan sexo en Nueva York. Lo triste es que ya solo puede pensar en burguesas desesperadas que buscan sexo en Nueva York porque es lo que la gente espera de él. Burguesas desesperadas que buscan sexo en Nueva York y más burguesas desesperadas que buscan sexo en Nueva York. Cuando recibe un regalo anónimo por correo su vida cambia para siempre. Mientras tanto...

Grimock de Larios, al que los conclaves vampíricos llaman el inmortal aburrido, pierde el hábaco de cuentas de Hade con el que calcula los segundos que lleva viviendo como no muerto o muriendo como no vivo. Ordena a Benson, su mayordomo, que le traiga otro exactamente igual. Cuando su lacayo vuelve con una calculadora solar, Grimock pierde el control y le arranca la cabeza. Después arrepiente con amargura. Sí, es difícil encontrar un buen mayordomo hoy en día.

En un arrebato de rabia se lanza por la ventana de su ático del Soho donde lleva viviendo un siglo y medio y se pierde en la noche, sediento de sangre. Necesita que alguien le lleve las cuentas.

Una ominosa voz en off masculla. Que Dios ampare a los contables.

Mientras tanto...

En Tokio, ajenos a la masacre, bastante tienen con la destrucción constante de la ciudad. ¿El culpable? Un chihuahua de 250 metros y medio. El pobre Khan fue la mascota del profesor Okonomiyaki, el científico loco, cuyo laboratorio explotó debido a un accidente con el acelerador de partículas, el cortocircuito de un condensador de flujo y un inesperado sintaxerrón en el programa que controlaba la misión de Rayos Gamma. Desde entonces el pobre chihuahua vaga por los barrios de Shibuya.