Ella es una gran madre… pero yo me quedé sin pareja o181o

Hace días que quiero hablar contigo, pero siempre hay algo más urgente que nosotros.

Puedes esperar que los acueste, estoy agotada Jorge, solo quiero terminar con esto.

Ese esto se ha vuelto nuestra vida.

Tú corres por los niños, por la casa, por todo, pero ya no estamos juntos.

¿En serio me estás reclamando por cuidar a nuestros hijos? ¿Por darles atención? No te reclamo eso, solo digo que esa atención a dónde quedamos nosotros, a dónde nos va a llevar.

No sé cómo equilibrarlo, a veces siento que solo sé ser mamá.

Y lo haces increíble, pero te juro que a veces me pregunto si todavía soy tu compañero o solo un proveedor y protector en la casa.

No quise que fuera así, me perdí entre pañales, tareas, culpas.

Yo no quiero competir con los niños, solo quiero saber si aún hay unos otros ahí esperando a ser rescatados.

Cuando el amor de madre lo ocupa todo y la pareja queda en pausa, en segundo plano o en el olvido, es momento de reflexionar.

No basta con ser buenos padres si dejamos de ser buenos amantes y buenos compañeros.

Hoy en Las Parejas Disparejas en Radio hablamos de esas relaciones donde la maternidad desplaza el amor de la pareja y uno de los dos se queda esperando que lo miren otra vez.

El Instituto Mexicano de la Radio presenta Las Parejas Disparejas en Radio El espacio de orientación y reflexión que les servirá de guía para tener relaciones de pareja más sanas.

¿Qué dice la ciencia al respecto? Con Fidelia Martínez Camacho y Juan Antonio Barrera.

Comenzamos.

Bienvenidos a Las Parejas Disparejas en Radio, el espacio donde exploramos las emociones, los conflictos y las dudas que marcan el rumbo de las relaciones.

Y también es el espacio de quienes sin quererlo se olvidan de ser pareja en el camino de convertirse en padres.

Soy la doctora Fidelia Martínez, especialista en duelos y junto al doctor Juan Antonio Barrera, experto en relaciones de pareja.

Hoy abordaremos un tema complejo, silencioso y profundamente humano.

Ella es una gran madre, pero yo ya no tengo pareja.

Una frase que escuchamos con más frecuencia en nuestras consultas y que revela una verdad dolorosa.

Hay personas que al volcarse por completo en la maternidad terminan borrando sin darse cuenta el vínculo de pareja que las sostenía.

Todo comienza con amor, ilusión y complicidad.

Luego llegan los hijos y con ellos en muchos casos el desvelo y la entrega absoluta, pero también llega el olvido.

Olvido del nosotros, del tiempo compartido, de las caricias y del diálogo.

La pareja deja de ser protagonista y se convierte en testigo y uno de los dos comienza a sentirse desplazado.

Hoy hablaremos de por qué algunas personas se refugian por completo en la maternidad y se olvidan del rol de pareja y qué impacto tiene el exceso de entrega a los hijos en la vida afectiva y sexual.

Y algunas preguntas para la reflexión.

¿Qué tanto sacrificamos al priorizar solo a los hijos? ¿Y cómo encontrar un equilibrio entre el amor de madre y el amor de pareja? ¿Quién cuida a quien cuida? ¿Y quién acompaña a quien quedó esperando? Hoy te invitamos a abrir el corazón con honestidad y mirar con ternura esa parte de ti que también quiere ser vista, tocada y amada.

Porque ser madre no significa dejar de ser mujer ni dejar de ser compañera.

Y porque hay vínculos que merecen ser rescatados antes de que se apaguen por completo.

Quédate con nosotros aquí en Radio Ciudadana, la radio que nos conecta.

Doctor Barrara, muchas personas no comprenden cómo al volcarse totalmente en los hijos, una mujer puede terminar sin darse cuenta, desconectándose de su pareja.

¿Dónde está ese punto de equilibrio y qué señales indican que una pareja ya no es tal, aunque siga bajo el mismo techo? Bueno, van a ser muchas reflexiones.

Otras nos van a quedar porque nos va a faltar mucho tiempo.

Pero tener un equilibrio es que tenga la misma importancia a la pareja, que tenga la misma importancia a los hijos.

Y va a haber muchas, pero muchas cosas que las van a desequilibrar.

Porque imagínate cuál es el mensaje que yo solamente me dedico a los hijos.

Les digo a ellos, tú eres importante, pero la otra persona no.

Incluso aunque no se lo digas.

Incluso a que no se lo digas, por supuesto.

Con acciones se lo puedes demostrar.

Vente a comer tu primero hijo y a la pareja.

Pero fíjate, todavía es más complejo.

Porque si son bebés, los bebés necesitan 24 horas de atención.

Lo que pasa es que a veces, otra vez en estos roles de género, yo me estoy esperando a ver a que me atiende.

Si no, pues hay que entrarle también.

Si quiero pasión, pues también hay que hacer lo que hay que hacer en la casa.

Hay que ayudar a cuidar a los hijos.

Pero si llega el señor cansado también.