Divorcio No - Sabiduría, Ciencia y Fe 6i2s2i

Les saludo con mucho gusto, estamos de nuevo en María Visión, hemos venido
hablando y seguiremos hablando del tema del matrimonio, que es un tema que nos
incumbe a todos. Hemos hablado ya de lo que es el matrimonio y de su esencia,
seguiremos hablando de lo bonito que es un matrimonio que se lleva bien, que
saben vencer las dificultades y que a veces, en ocasiones, no pueden resolver
esas dificultades y entonces, como sabemos, el estado moderno ha cometido la
enorme torpeza, porque es una enorme torpeza, además de ser un fracaso
individual y social, de establecer prácticamente el matrimonio como
indisoluble. Hoy vamos a hablar de la indisolubilidad del matrimonio, de las
razones que aconsejan que los matrimonios sean estables y, en la medida
de lo posible, que sean permanentes y de cómo el derecho, no puede, el derecho del
estado, que no es del estado, el estado tiene el derecho de dar leyes, pero esas
leyes tienen que ser de acuerdo con el bien común. Cuando una ley nos damos
cuenta de que no es para el bien común, sino que lo que está destrozando es el
bien común, como sucede ahora, de la familia, con la familia el matrimonio y
con el matrimonio la sociedad, resulta que valdría que cambiar y, precisamente, yo
lo que propongo, como jurista que soy, es que, por lo pronto, haya la libertad de
que cada quien viva el matrimonio como, no digo yo como le apetezca, sino como
razonablemente y racionalmente piensa que así debe ser. Estamos en México y en
México hemos cometido o han cometido nuestros políticos la estupidez de no
aceptar que el matrimonio es un sacramento, como hemos visto, para la
iglesia, aunque no lo sea para los judíos y no lo sea para los protestantes. Para la
iglesia sí, y como hay un derecho humano, que tenemos todos los seres humanos, de
que se nos respeten nuestras o nuestros derechos religiosos, las enseñanzas de
la religión, por lo menos debemos estudiar y debemos preguntarnos si es
conveniente que en una sociedad se dé el divorcio o, prácticamente, que el Estado
tome por su mano el contrato, que no es contrato, como sabemos, es algo mucho más
que contrato y mucho más profundo, porque no se puede mandar por amor el
contrato. El contrato es una realidad que nos ayuda a que esa realidad tenga un
contenido legal, eso me parece muy bien, pero evidentemente lo que no se puede
hacer es establecer unas leyes que van en contra de la realidad, que estropean la
realidad, que incluso entorpecen, obstaculizan y niegan el derecho a la
vida religiosa que tenemos todos los hombres y también los católicos. Los
católicos tenemos derecho a que se respete y que el matrimonio sea indisoluble,
es indisoluble por razones naturales, por razones filosóficas y, por supuesto,
porque así lo dijo Jesucristo y Jesucristo es Dios y Dios no se puede
equivocar. La experiencia nos enseña cómo, cuando se abre la puerta o el
portón, cuando se quiere entreabrir la puerta y decir que el divorcio, pues sea
para los casos, como veremos ahora, dolorosos, etcétera, que siempre se darán
en alguna ocasión, entonces es bueno tener como segunda salida, vamos a llamarlo
así, el divorcio, sin darnos cuenta de que no se puede, es un treno tan importante,
que no se puede decir divorcio sí pero no, divorcio en los casos que yo diga pero
en los casos que tú digas. Hemos llegado a la estúpida, porque es estúpida, decisión
del gobierno a través de unas leyes que son contra el bien común y contra el
bien personal, de que iten por una parte el divorcio y por otra parte no el
divorcio, en principio no hay divorcio, pero sí hay divorcio para los casos en
que yo he estado digo que hay ocasión para la separación, eso es una barbaridad,
el matrimonio o es indisoluble o es disoluble, si es disoluble vale madre
estar estableciendo leyes, porque entonces vamos a llegar a lo que vamos a
llegar como muy poco, como decía alguien, si ya resulta que hay matrimonio de un
hombre con los animales, hay matrimonio con las vacas, hay matrimonio con los
perros, hay matrimonio con quien yo quiera y con quien tú quieras, hay
matrimonio que llamamos matrimonio a todo, cuando ya se llama matrimonio a todo ya
tenemos matrimonio para nada, hoy llamamos matrimonio a lo que no es matrimonio, eso es lo que
sucede cuando la lógica, la experiencia nos va demostrando lo que sucede. Yo
recuerdo que cuando estudiaba, yo también estudié y estudié la carrera de
derecho, pues normalmente a nadie se nos ocurría ni de lejos, por supuesto que
sabíamos todos que el divorcio había estado entre los judíos, había divorcio,
que había divorcio entre los romanos, había divorcio entre los griegos, habría
divorcio sin separación de matrimonios, pero