Dios a la vista. 2c3k2o

A principios de 2008, los habitantes de Londres tenían la oportunidad de contemplar, no sin cierta sorpresa, cómo por las calles de su ciudad circulaban 200 autobuses anunciando la siguiente frase, probablemente Dios no existe, deja de preocuparte y disfruta de la vida.

La campaña pronto se extendió por el resto del orbe, generando una ola de polémica y reacciones por parte de las autoridades religiosas que no se hicieron esperar.

Detrás de la campaña ideada por la periodista Ariane Serin, estaba la figura de Richard Dawkins, uno de los promotores más lúcidos y provocadores del conocido como Nuevo Ateísmo.

A su vez, detrás de esta corriente de pensamientos se encuentran una serie de teóricos que sostienen que el actual grado de desarrollo científico es suficiente como para que desde el secularismo se ponga fin a las tradicionales actitudes acomodaticias que la sociedad civil ha mantenido hasta la fecha con la religión.

Pero realizando un análisis un poco más profundo, cabe pensar que el desarrollo de campañas tan beligerantes como las del autobús ateo, pone de manifiesto que desde estos sectores de militancia secular se ha podido hacer eco de un cierto resurgimiento del fenómeno religioso.

Nos encontramos con un hecho que...

Evidentemente está dando que hablar.

Frente al anuncio moderno de la tesis de la secularización, que afirmaba que a más modernización terminaría desapareciendo definitivamente la religión, no solamente recluida al ámbito de lo privado, que sería una tesis suave, sino en la tesis fuerte que afirmaría que realmente la religión terminaría desapareciendo.

Porque, en definitiva, el discurso moderno del racionalismo, el progresismo y el cientismo terminarían por hacer absolutamente prescindible e irrelevante la hipótesis de Dios.

Parece que, sobre todo en círculos anglosajones, va cobrando poco a poco fuerza la tesis que aboga por repensar la secularización.

En torno a esta idea se ha publicado recientemente Dios a la vista, un volumen en el que bajo la coordinación de Diego Bermejo, se teje un discurso plural, enunciado por voces que se expresan desde ámbitos del pensamiento, no necesariamente afines, pero que se muestran manifiestamente abiertos al diálogo.

Pone sobre la mesa todas las terminologías léxicas, las perspectivas y las posiciones en las que se puede y desde las cuales se puede establecer hoy el debate de la teología política, de la historiografía, de la filosofía de la historia, que está en torno a la resurrección de otra manera, como en toda resurrección de lo divino y de lo sagrado, que siendo siempre lo mismo, para la memoria culta doxográfica de Occidente, se da siempre cada vez como si siempre fuera su primera vez.

En esta revisión de la secularización, el debate planteado se extiende por distintos ámbitos del conocimiento y hace necesaria las aportaciones de diferentes saberes, no necesariamente circunspectos a los dominios de un racionalismo, que podría ser demasiado complaciente consigo mismo, y que, sin embargo, según algunos teóricos, comienza a ofrecer muestras evidentes de agotamiento.

Sociológicamente yo subrayaría el hecho de que nos vivimos en un mundo global.

La globalización ha aportado elementos muy novedosos para adquirir conciencia nueva de un estar en el mundo diferente a como se ha estado hasta ahora.

El mundo es moderno, pero no es necesariamente occidental, o no debe ser necesariamente occidental.

Ese es un dato importante.

¿Eso qué quiere decir? Que en el foro global, en el que estamos ya todos incluidos, es probable que Occidente sea menos occidente, porque es más global, y es probable también que las demás culturas sean occidentales, porque justamente también son globales.

Esto no es una paradoja, esto es una implicación permanente entre todas las culturas, razas e identidades, que nos permite ser algo distinto de lo que hemos sido hasta ahora.

Una vez disueltos los interdictos, los prejuicios, de la primera ilustración de la sociedad de la racionalidad moderna, contra lo divino, lo sagrado, lo religioso, tenía necesariamente que producirse un retorno de esto divino plural, de lo sagrado.