Días sin horas, 4 dejunio de 2025 6y1o2b

Buenos días, tardes o noches, según la hora que nos decidas escuchar.

Esto es Días sin Horas, el programa taller radio de la Universidad de Almería y tu refugio sonoro donde el tiempo se disuelve entre versos, páginas y asombros.

Hoy es 4 de junio, un día soleado y ya caluroso, y como cada semana, venimos con la mochila cargada de poesía, libros que laten, autores con voz propia y noticias que nos salen en los telediarios.

Así que si estás buscando una pausa o un rincón donde dejar que el mundo gire, pues aquí estamos, bienvenido y bienvenida, porque comienza aquí y ahora, Días sin Horas, saludos de este que les habla, el adiós y luego.

Bueno, pues buenos días compañeros, cómo estáis, chica a la chica primero, a la señora, se llama María Fuertas, ya estamos con el género, ya estamos eso, ya estamos, bueno, buenos días.

Good morning.

Ahora voy a saludar a Fermín, que siempre lo digo por último, buenos días Fermín.

Estoy preparando ya para ver a nosotros hoy aquí.

Sí, ¿no? Bueno, y nuestro amigo Paco, ¿qué dice? Buenos días, a mí me da igual ser el último, no tengo ningún problema, ni de género ni de orden.

Muy bien, bueno, pues también allí en control está hoy Esther Benavidez, nuestra redactora preferida.

Gracias.

Bien, compañeros, pues a ver, ¿quién quiere empezar hoy? Pues como siempre, ¿qué soy yo? Bueno, pues hoy en el santoral recordamos a Francisco Caracciolo, religioso italiano reconocido como místico y cofundador de la congregación regular de sacristanes menores, también llamada orden regular de clérigos menores, más conocidos como los carciolinos.

Nació en Nápoles en 1563 y murió tal día como hoy del año 1608.

Sangre precioso del mío Jesús, tú seis mío y solo permiso de ti espero de ser salvado.

Os sacerdote, esforzate de celebrar la mesa cada día e inebriate de este sangre.

Me cuesta porque hace tiempo que no practico el italiano, os traduzco.

Si te habías tomado la pastilla.

La de la tensión.

Bueno, preciosa sangre de mi Jesús, eres mío y por ti y solo por ti espero salvarme.

Os sacerdote, esforzaos por celebrar la misa todos los días y embriagaos con esta sangre.

No es casualidad que sco Caracciolo se ha llamado el santo de la Eucaristía.

Su amor por Jesús, pan de vida que nació muy temprano como su vocación, cuando todavía vive con su noble y rica familia en Villa Santa María, Nápoles, vistiendo desde muy pequeño el hábito del carmelo y recitando el rosario.

A la edad de 22 años contrae una enfermedad terrible en la piel semejante a la lepra, una forma de elefantitis que desfiguró todo su cuerpo y que todos creían que sería incurable.

Entonces Francisco le hizo a Dios esta promesa, si me curas esta enfermedad dedicaré mi vida al sacerdocio y al apostolado.

Así, curado de milagro, decidió cumplir con su promesa renunciando a las riquezas terrenales.

De inmediato se dio a conocer por algunas supuestas curaciones entre los enfermos de los hospitales y prisiones donde ejerció su ministerio.

Como prefería estar siempre entre los presos pidió formar parte de la Compañía de los Blancos dedicados a asistir a los condenados a muerte y a los convictos del Hospicio de los Incurables en Nápoles.

En 1588 le llega una carta por equivocación de otro sacerdote que quería fundar una comunidad religiosa en la que se dedicara la mitad del tiempo a la oración y la otra al apostolado.

Al leerla sco Caracciolo encontró que esta comunidad era lo que siempre había deseado fundando la que se llamó la Comunidad de los Clérigos Regulares.

El Papa Sixto V aprobó la congregación concediéndole una casa junto a la famosa Basílica Santa María la Mayor dedicándose los de la congregación a predicar misiones por pueblos y veredas y a hacer apostolados en las cárceles y en los hospitales.

Y esta es la historia de San sco Caracciolo. Muchas gracias.