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Bienvenidas y bienvenidos un día más a Churros and Dragons, vuestro canal favorito de rol.

Jugamos la sexta sesión de la cuarta temporada del Legado de Viru.

Gracias por seguirnos durante estos 50 no sé cuántos capítulos.

Vamos a ver si termina aquí la historia o no.

Vamos a presentar a nuestros jugadores y en el papel del druida taurón tenemos a David.

¿Qué tal, David? Espero que aquí, donde estamos ahora, sea un sitio un poco feo y asqueroso.

A ver, las mazmorras no suelen estar muy limpias ni ser muy acogedoras, pero...

Está especialmente guarra, ¿no? Aquí no, aquí no.

Un nido de druidas.

No, no, no, no digas eso tampoco.

Sin faltar, sin faltar.

En el papel de Windy Baker tenemos a Clara.

¿Qué tal, Clara? ¡Holi! Pues yo ya...

Yo ya estoy esperando la palabra clave.

Entonces yo ya he calentado motores.

Muy bien, se va a caldear el ambiente, por lo que veo.

En el papel del brujo pirujo Andros tenemos a Manuel.

¿Qué tal, Manuel? ¿Qué tal? Pues muy bien también, con ganas, como siempre.

Siempre digo lo mismo, con ganas de seguir jugando.

Perfecto.

Eso es, eso es.

En el papel del guerrero adurre tenemos a Mario.

¿Qué tal, Mario? Hola, buenas noches.

Pues nada, vienen decisiones importantes, ¿no? Eso se ha estado hablando por ahí en el Discord, en el WhatsApp y tal.

A ver qué se ha decidido.

Bueno.

No sé de lo que habláis.

Vamos a volver...

Yo lo tengo claro.

Vamos a volver, vamos a volver a Faerun.

Vamos a ver esa cordillera perlada de nieve en lo alto de las montañas donde habitan los gigantes de la escarcha.

Y adentrándonos por sus pasillos a una velocidad asombrosa bien guiados, yendo sin perdernos en ninguno de ellos.

Atravesamos pasillo tras pasillo, grandes cámaras vacías y heladas hasta que finalmente empezamos a adentrarnos en el interior de esa fortaleza hundiéndonos en la roca hasta hallar una zona cavernosa que acaba justo en lo que parece un extraño templo.

Y allí podemos encontrar a nuestros cuatro hermanos frente a un hombre con la piel cubierta por trozos de verrugosa piel de troll.

Un aspecto un tanto desquiciado.

¿Tienes imagen, Antonio? Sí.

No recuerdo si la pusiste.

Sí.

Por recordar...

Maravilloso, a mí no me ha cargado.

Ahora voy.

A ver, esto lo voy a hacer yo...

¡Miralo! ¡Pobrecito, tío! ¡Pobrecito! ¡Qué pena, ¿no? ¡Que no, Andro! ¡Que no! Ya está manipulando. Hoy no me ha empezado y ya está manipulando.

Pues ese hombre con un aspecto realmente un tanto desquiciado, ¿no? Con la piel cubierta de trozos, como decía, ¿no? De verrugosos trozos de piel de troll.

Una mirada un tanto torba e ida.

Y una sonrisa casi... casi histriónica, ¿no? Pintada en su rostro vejentado.

Y estaba disparado delante de él porque él se presentó como un monstruo.