CONTENIDO EXCLUSIVO: LA CARNE DE POLLO QUE COMEMOS 5s6w5h

Castillón Confidencial, de Albert Castillón.

Este es un contenido exclusivo que ofrecemos cada jueves a los seguidores de Evox, donde empezó la aventura de este podcast hace tres años, y también a los del canal de YouTube que aportan una cantidad mayor cada mes, ese apartado que llamamos Libertad. Hay tres apartados para hacerlo. Muchas gracias, porque entre unos y otros vamos alcanzando esa libertad que es el objetivo, libertad de prensa, que es con lo que aquí trabajamos, es nuestra mejor arma.

Muchas gracias a Ángeles Pilar, a Aurora, a Toni, a Javi, a Manuel, a Francisco, a Cristina, a Vicente Castillo, que fue el primero, a Maribel y a tantos que siguen aportando mensualmente una pequeña cantidad. Y díganselo a sus amigos, familiares, que suscribirse es muy poco al mes, no se nota prácticamente en una economía familiar y, sin embargo, nos permite no depender jamás ni un solo euro del dinero público.

Amigos, lo que se vende como pollo en las estanterías de un supermercado es solo pollo.

Cómo distinguir la calidad de un pollo de corral a un pollo normal lo sabemos por el simple color, pero el precio marca la mala calidad del pollo. Hay algo más que no sea pollo y se pone en esas bandejas en supermercados para que lo consumamos. Fíjense que consumir pollo se consigue muy fácilmente, es la proteína más barata que podemos encontrar que viene de la carne y, además, se considera una comida tremendamente sana. ¿Es tan sano comer pollo o según qué pollo? Queremos hablar de ello con nuestro analista escritor Rafa Benítez.

Bienvenido, ¿cómo estás? Encantado, Albert, de estar de nuevo en tu programa. Un abrazo a toda la audiencia.

Yo sé que al pollo se le engorda demasiado rápido. De hecho, me consta gente que saca gallinas de fábricas de engorde rápido y no sobrevive mucho tiempo porque nunca se llegan a ser adultas. Es un pollo prácticamente creado para crecer a una velocidad de vértigo, ¿no? Efectivamente, del orden de tres meses. En tres meses ya tenemos un pollo que tardaría nueve meses en ser adulto y en tres meses ya está listo para ser vendido y consumido.

El problema está que estos animales viven en granjas donde está el suelo lleno de mucha suciedad. Les caen excrementos de otros animales, de pollos también, que están por encima de las jaulas y el excremento es sumamente ácido y les provoca heridas bastante importantes.

Para eso los ganaderos les dan antibióticos y les dan, dentro de lo que es el alimento que recibe el animal, les dan todas estas sustancias para que no proliferen esas enfermedades.

Sin embargo, cuando son sacrificados para el consumo, son inyectados con una agua salina que es rica en fosfatos. Rica en fosfatos y en otros conservantes para mantener la carne durante más tiempo fresca, que tenga un aspecto muy saludable y muy apetecible, pero además también lleva algo de antibiótico para evitar que proliferen todas las bacterias que rodean a esa carne. ¿Qué ocurre? Bueno, pues que esos fosfatos, una vez nosotros cocinamos el pollo, el agua se evapora, pero los fosfatos permanecen y esos fosfatos son sumamente dañinos para la salud, porque el fosfato, recordemos, ataca el riñón de una forma tremenda y puede provocar hasta la diálisis. Ya se dan casos de adolescentes que padecen de esta patología.

Sí, sí, pero hay controles, ¿no? ¿Eso es legal lo que me estás contando? No, no es legal, pero ocurre que la alimentación, la industria alimenticia, y estamos hablando de grandes superficies de supermercados que compran cantidades ingentes de pollo, o por ejemplo los restaurantes de comida rápida, que también lo consumen, la industria alimenticia es tan poderosa