Con nombre de... Ojos 45x4t

Bienvenidos a Con nombre de, un programa musical que nos acercará a diferentes conceptos, sentimientos, ritmos, lugares o personas a través de canciones que ya forman parte de la historia de la música.

Con el waltz número 2 del compositor ruso Dmitry Sostakovich, elegido por Kubrick para película Eyes Wide Shut, comenzamos con Un nombre de, con los ojos bien abiertos, cerrados. Sí, ya sé que parece una contradicción, pero es que es esta la expresión que utilizó el director para ejemplificar cuando alguien se niega a ver algo, aunque lo tenga delante de los ojos.

Y yo, que tengo bien abiertos mis ojos, desde luego no me niego a ver lo que ahora mismo está junto a mí y como reza la expresión, dichosos los ojos, que ven al compañero radiofónico que es, por supuesto, Guillermo Malinero. Guillermo, ¿qué tal? Mira, nunca me habían presentado con tantísimo boato, me siento una persona especial ahora mismo. Hola Sara.

Como debes ser. Bueno, os adelanto que hoy no vamos a hablar de la mirada, que merece un con nombre de, sino de aquello que nos permite ver, los ojos. Y os cuento que las clasificaciones varían, pero fundamentalmente podemos encontrar siete tipos de ojos diferentes. Ya verás, almendrados, estrechos, hundidos, prominentes, rasgados, caídos y separados. Pues has definido todos mis ojos. A la vez.

Bueno, ¿y sabes de qué depende el color de los ojos? Pues es un rasgo anatómico genético que está determinado por la cantidad y la distribución de melanina en el iris. Así que, como de ojos va el asunto, pues os damos la bienvenida a este con nombre de Ojos. Yo soy Sara Montero y hoy haremos un repaso de canciones cuyo título incluye esta parte tan expresiva del cuerpo. Y yo creo que los vamos a tener de varios tipos y colores, ¿no es así, Guillermo? Cuéntanos, ¿a qué ojos dirigimos ahora nuestra mirada? Pues vamos a dirigir nuestra mirada, más que a unos ojos, a un pueblo con mar.

Y es que es así como empieza Ojos de Gata de los Secretos, que tiene una historia alucinante. Allá por 1991, Enrique Urquijo y Joaquín Sabina coincidieron en un bar madrileño. Al parecer al compositor de los Secretos no se le ocurría nada para empezar la letra de su siguiente canción. Y fue entonces cuando Sabina, pues, le escribió en una servilleta los primeros versos del tema, que más tarde se conocería como… y nos dieron las diez, te suena, ¿no? Hombre, claro.

Enrique, inspirado con estos versos, terminó su versión de la letra dando como resultado Ojos de Gata, que al menos durante los primeros compases nos recuerda el éxito que Sabina, paradójicamente, acabó publicando un año después.