COMEDEROS ENERGETICOS EN EL HOGAR 2l543e

Los comederos energéticos se manifiestan en hogares donde la discordia y el malestar son constantes, creando un caldo de cultivo ideal para entidades parasitarias.

Estos entornos, caracterizados por familias disfuncionales, tiranía y maltrato, generan una atmósfera cargada de negatividad.

La dinámica se replica en grupos de amigos, entornos laborales y cualquier espacio donde la convivencia humana se vea deteriorada, alimentando a estas entidades que se nutren del caos y la desesperación.

En el seno de un hogar, las entidades parasitarias se acoplan a un miembro de la familia, estableciendo una conexión con la mente colmena-arconte.

Esta conexión induce comportamientos erráticos, adicciones y una progresiva desconexión de la realidad.

La víctima se convierte en un foco de negatividad, desestabilizando al núcleo familiar y estableciendo un comedero energético.

El proceso de parasitismo se desarrolla en etapas, cada una diseñada para maximizar la generación de energía negativa.

Primero, las entidades crean compartimentos mentales en la víctima, generando amnesia selectiva tras actos violentos o irracionales.

Luego, distorsionan su percepción de la realidad, haciéndole creer que todos a su alrededor son enemigos.

Insertan sentimientos de celos, envidia y rencor, provocando ataques verbales y físicos.

La víctima, incapaz de discernir la realidad de la ficción, se convierte en un agente de destrucción, propagando el caos a su alrededor.

El programa Hermano Mayor del Canal 4 de España ejemplifica este fenómeno.

En cada episodio, se observaba un patrón de comportamiento similar en jóvenes problemáticos, vicios, celos, rencor, odio, provocación, intimidación y violencia.

Aunque algunos lo atribuían a un guión, las coincidencias eran alarmantes, revelando una dinámica oscura y repetitiva.

El objetivo final de estas entidades es el sacrificio, ya sea la eliminación de un miembro de la familia o el suicidio, sellando así el pacto y abriendo un portal energético.

Los hogares malditos o embrujados son escenarios de estos rituales energéticos, donde la energía negativa se acumula y se intensifica.

Si no se detiene a tiempo a los individuos parasitados, destruirán todo a su paso, arrastrando a otros a su espiral de destrucción.

Sin embargo, no todos los comportamientos destructivos son producto de parasitismo.

Existen almas oscuras encarnadas, seres humanos con una naturaleza intrínsecamente malévola, al servicio de la Corporación Arconte.

Estas almas generan caos y destrucción conscientemente, actuando como agentes del mal en el plano terrenal.

A diferencia de los parasitados, no son susceptibles a exorcismos o desparasitación, ya que su maldad emana de su propia esencia.

Estas entidades, disfrazadas de humanos o animales, se sienten especiales, con una misión oscura en el mundo.

Cuando detectan a un ser de la fuente de luz encarnado para liberar un lugar, atacan su entorno familiar, parasitándolo y convirtiendo su vida en un infierno.

El acoso constante busca sabotear la misión del infiltrado, creando obstáculos y desviando su atención del propósito original.

El ataque es implacable, llevando a muchos infiltrados a abandonar su misión o incluso al suicidio.

Casos de parejas que terminan en tragedia son ejemplos de esta manipulación, donde la energía negativa se intensifica hasta alcanzar un punto crítico.

Además, leyes como la de violencia de género son utilizadas para fomentar la división y el conflicto, siguiendo la estrategia del divide y vencerás, alimentando la discordia y el enfrentamiento entre los seres humanos.

El objetivo final es evitar que la humanidad se una y se rebele, manteniendo al planeta emitiendo energía negativa, que es el alimento de estas entidades.

Para lograrlo, las almas son engañadas para encarnar en ambientes oscuros, firmando contratos kármicos bajo manipulación y culpa.

El alma, con la memoria borrada, se siente atrapada y obligada a cumplir un destino impuesto, perpetuando el ciclo de sufrimiento y negatividad.

La lucha contra estas fuerzas oscuras requiere discernimiento y fortaleza.

Es crucial reconocer los patrones de manipulación y actuar con conciencia para proteger nuestros hogares y nuestras almas.

La unidad y la compasión son nuestras mejores armas contra la oscuridad, permitiéndonos romper las cadenas del parasitismo y construir un mundo basado en la luz y la paz.