
El cielo inalcanzable. Capítulo 2: Una lucha desigual 6g3h5z
Descripción de El cielo inalcanzable. Capítulo 2: Una lucha desigual 22o1m
En este capítulo conoceremos a Gonzalo, a Pacheco y a Don Diego, otros tres soldados españoles protagonistas de "El cielo inalcanzable", que todavía se encuentran en Ostende, antes de regresar a España. Pacheco descubre que un compañero de los tercios se halla en aprietos, rodeado por diez rufianes que lo acosan con sus espadas, y tratará de ayudarlo. Pero... 453j6f
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En el episodio anterior sevilla mil seiscientos catorce un pícaro cuenta una historia don santiago este es el puerto de ostende aquí la historia comienza algunos soldados regresan a españa mauro y flauta en busca de una venganza es como si no recuerdas de aquel abominable acto sino la marca aquel hierro infringió a tu desgraciado padre el capitán valdés regresa con su esposo yo volveré a arganda un joven solitario sufre por desamor mujeres casadas de mal de amor ha quejado no quería seguir vivo el cielo inalcanzable guión y dirección de josé maría claver esteban una producción de letras insólitas capítulo segundo una lucha desigual pacheco soldado de los tercios con morrión y cosette paseaba de noche por el muelle acompañado de gonzalo un joven que caminaba apoyado en una muleta de madera cuando volvemos a españa aún estamos esperando gonzalo querido amigo que nos asignen un barco echarás en falta el frente siguiendo aquí soldado más te echaría en falta no tenerte a mi lado sacrificas tu carrera tu profesión buen grado gran deuda tengo contigo y de saludar hola gonzalo de repente al fondo en la oscuridad se escucharon los ecos de una reyerta y el entrechocar de las espadas escuchas ruidos de espadas ve gonzalo avisa raudo a valdés y no regreses me acercaré mientras tanto pacheco se acercó presto a averiguar la naturaleza de los contendientes un soldado de los tercios vestido con un llamativo atuendo con banda roja sombrero de muchas plumas como correspondía a un mosquetero se encontraba rodeado por diez rufianes que lo acusaban con sus espadas y amenazaban asesinarlo pacheco avanzó con determinación empuñando su espada en alto dispuesto a luchar en defensa de su compañero de armas me permitís caballero pacheco consiguió romper el círculo de rufianes que rodeaban al desconocido y se puso a luchar la espalda contra espalda dejó de mala gana pues vuestra asistencia es vana me bastó con mi acero para vencer estos diez fanfarrón soy gloria hacía esto y valiente ego muy fuerte tenéis pardiez es costumbre meter meterlo allí donde nadie nos llama a lances de honor y fama nunca he de poner el espero nadie os ha pedido ayuda a boda ni bautizado no vayas sin ser llamado réplica sin duda cruda es aquí soldado tenéis mucho inconveniente con esto es evidente deje y echado a un lado momento en que pensé en ayudar os maldigo calla o te importa un higo y defender a fe más que sois un ingrato no es un defecto al contrario os diré que de ordinario no suelo tener recato ya que odio la hipocresía la doblez fingimiento y el disimulo no os miento pues whatsapp vuestra energía vuestro espíritu iracundo están más atención así sin más dilación ya que casi al otro mundo os mandan y concentrado no os dejará en mal lugar que puedo hablar y luchar por rufián por muerto no nos quedan nueve ocho ya a este le he enviado al infierno de buen grado y siete han de ser en breve lo veis razón siete era seis caballero me ofende y decir nos creerán y aun no me habeis dado siquiera para ayudar sustento hoy día muy diestro es la ropera a cuatro dejaré un huevo es que no sabéis acaso dividir en ese caso usted a los cuatro adiós el desconocido se retiró de la pelea dejando a pacheco perplejo mientras éste se veía obligado a repeler con dificultad los ataques de los cuatro bellacos quiebra liquidaban como único oponente me vais a quedar así con mi parte ya he acabado encima que o sea ayuda socorro
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