Chateando con tu asesin@ 4m6t6n

¿Qué peligro se esconde en las redes sociales? Y no hablamos de ciberdelitos o estafas informáticas, sino de delitos de sangre.

Detrás de cada perfil, que puede ser falso o no, se esconden intenciones no siempre ilícitas.

Ahí tenemos al conocido como timo del amor.

Son muchos los hombres o mujeres que buscan a través de aplicaciones de ligar a víctimas a las que embaucar y prometer amor eterno, pero sólo a su cuenta corriente. Por medio del engaño, logran que les transfieran grandes cantidades de dinero que jamás verán.

Ni a su dinero ni a su Romeo, por supuesto. Todos recordamos el programa Catfish.

Las falsas apariencias también marcaron los dos casos que trataremos en este duodécimo capítulo de Fundido a Negro, el penúltimo de la temporada.

David Macía y Cristina Rodríguez conocieron a sus víctimas por internet y el final fue el mismo para ambas, la muerte.

La estafa, el hackeo, la suplantación de identidad, la extorsión, la pornografía infantil y el acoso son los delitos más comunes cometidos a través de internet. La emoción de saltarse la ley con muy pocas probabilidades de que te pillen o una subida de autoestima al obtener beneficios que de otra manera no seríamos capaces de lograr, están detrás, son las causas. Y al igual que en la delincuencia común, por la red encontramos a delincuentes circunstanciales, que son los que de la noche a la mañana se ven envueltos en hechos delictivos según el contexto o las circunstancias.

Aquí no hay ni planificación ni premeditación.

Luego están los instrumentales, que sí que ven el delito como una forma de conseguir algo. Aquí sí que hay predisposición, claramente. Y luego están los expresivos, que responden o están motivados por razones psicopatológicas, que obedecen normalmente a impulsos y el delito suele estar muy desproporcionado con respecto al objetivo o al logro que procuran.

David Macía Castro es claramente un delincuente instrumental.

Natural de Monforte, un municipio de Lugo, tenía 21 años cuando en diciembre de 2021 degolló a Benito Torreiro, un profesor jubilado de 69 años, en su piso de Areal, un conocido barrio del centro de Vigo, próximo al puerto de Guixiar y a la estación de tren que lleva su mismo nombre.

Ni oficio ni beneficio tenía el joven, sólo una gran afición a las redes sociales, a pavonearse en ellas.

Se presentaba como un empresario de éxito y cocinero.

Enlazó una página web de creación propia a uno de sus perfiles de Instagram, donde publicitaba su marca, Universo Catering.

Universo Catering era, a los ojos de Macía, la coartada perfecta para justificar un desproporcionado nivel de vida a sus sólo 21 años.

Inversor en bitcoins y hasta directivo del Celta de Vigo. Sólo eran apariencias disfrazadas de señuelos con los que atrapar a víctimas a las que se le Seguramente no estaba en sus planes convertirse en un asesino, pero Benito Torreiro no era vulnerable, ni indefenso, ni desvalido, y descubrió las verdaderas intenciones de Macía.

Destapó al joven de las mil caras, que vio peligrar no sólo su tren de vida, sino su libertad. Benito lo denunciaría por robarle y Macía decidió matarlo antes de verse sin dinero.

Todo comenzó a finales de diciembre de 2021. Precisar la relación exacta que mantenía en Benito Torreiro, un profesor de educación infantil jubilado de 69 años, con el joven de 21, resultó imposible.

Pero de las primeras investigaciones que llevó a cabo el juzgado de instrucción número 4 de Vigo, se presupuso que ambos se habían conocido en una red social, en una app para ligar.

Uno de los primeros atestados de la Guardia Civil apuntaba entonces a la existencia de indicios racionales para creer que David mantenía una relación afectiva con la víctima.

Las diligencias judiciales también precisaban que, dada la diferencia de edad entre ambos, se llevaban 48 años, pudiera haber una compensación económica de por medio.

Nunca se llegó a demostrar este punto, ni tampoco qué motivó el crimen, aunque a mi parecer está bastante claro. Vamos a exponer el caso.

El día 27 de diciembre de 2021, indistintamente de la relación que ambos mantuvieran, David Macía y Benito Torreiro se vieron en el piso del profesor.

Allí, el joven se hizo con una copia de su tarjeta de crédito y, haciéndose pasar por Benito, llamó a una entidad bancaria y solicitó dos tarjetas, una de crédito y otra de débito, suscritas o enlazadas a las cuentas de Benito Torreiro, llegando a realizar varias compras con ellas y pagando copas en un bar de ambiente del centro de Vigo.

Fue al día siguiente, la sentencia no precisa exactamente las horas, pero fue como en torno a las ocho y media de la noche del 28 de diciembre, cuando Benito Torreiro citó de nuevo a Macía en su piso.

Pero este encuentro tendría un cariz muy distinto. ¿Por qué acabaría matando David Macía al profesor cuando ya logró su objetivo?