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Chamuyando tango: a emigración galega 4s735f
Descripción de Chamuyando tango: a emigración galega 4i6c19
A emigración galega na Arxentina, con grandes ondas a mediados dos séculos XIX e do XX, convertiu Bós Aires na quinta provincia de Galicia, e a máis poboada. Esta presenza trasladouse tamén ó tango, con músicos e letristas como José Vázquez Vigo, Eduardo Calvo ou Víctor Soliño. Neste episodio de Chamuyando tango, Ricardo Coronel visita esas coincidencias e canta o tango “Garufa”. 1h6r6q
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Viejo barrio que te vas, te doy mi último adiós, ya no te veré más.
Buenas noches, con permiso, soy el tango.
Otra entrega de Chamuyando, desde Radio Libertades, con la colaboración de Alfonso C.
Hoy, los gallegos en el tango.
Te clava su puñal, y en tus costas de ilusión, fue donde se acunó el tango compadrón.
El boliche ha cerrado sus puertas, valle ruinosa y desierta, sopla un viento de desolación.
La piqueta fatal del progreso, arrancó mil recuerdos queridos.
Ese que el mar en un rezo, demostrara también aflicción.
Viejo barrio que te vas, te doy mi último adiós, ya no te veré más.
Hemos escuchado, de lágrimas ríos, el tango Adiós mi barrio, de Soliño, Collazo y Fontaina.
La inmigración gallega fue masiva entre finales del siglo XIX y principios del XX.
También tuvo un factor importante la Guerra Civita Española y la instauración de la dictadura de Francisco Franco.
Los gallegos fueron el grupo mayoritario de los inmigrantes españoles.
Argentina fue un destino elegido por su crecimiento económico y sus políticas migratorias, proclives a la creación de mano de obra de inmigrantes españoles e italianos, por ser considerados fácilmente asimilables a las características étnicas, culturales y espirituales del país.
Se estima que uno de cada tres gallegos de la diáspora vive en Argentina.
A pesar del mucho tiempo, desde entonces transcurrido, aún mi pecho conmovido se recuerda con dolor.
De aquel día en que paseo, vi en un banco a la ciguita, y a su lado la viejita, que era su guía y su amor.
Y observe que la chiquita, de ojos grandes y vacíos, escuchaba el criterio de otras niñas al saltar.
Y que amargamente, en un son que era de queja, preguntaba a la vieja por qué llora de cuero.
A punto fi, conoce, si el dolor que sentí, fue escuchando la voz de la nena.
O fue que cuando mire, a su vieja derretí, que lloraba en silencio su cuero.
Ay ciguita, dije yo con gran pesar, ven conmigo pobrecita, dale un beso a la ciguita, y tú vos ya con quien jugar.
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