CAVE CANEM CAPÍTULO I 5sb6h

¿Qué pasa? ¿Estos tíos de la trompeta cobran por horas o qué?
Hola, este podcast lleva por título Cave Canem, una locución latina que significa
cuidado con el perro. Y la gracia estriba en que lo acuñaron ya los romanos para proteger
sus casas. Es exactamente lo mismo que hacen algunos ciudadanos y ciudadanas coetáneos
nuestro. Es decir, pasan los años y los siglos y seguimos teniendo miedo del perro guardián,
que no es lo mismo que el perro del hortelano, que parece de más buen rollito.
Cave Canem va a ser un tiempo de audio dedicado a la antigua Roma, con rigor, pero también
con diversión. La historia no tiene por qué ser aburrida y esperemos hacerte sonreír
más de una vez. Soy Charly Diego, periodista y escritor, presento y dirijo Cave Canem y
espero que no me muerda el perro.
El podcast de Roma prepara un imperio, con Charly Diego, Cave Canem, el podcast de Roma prepara un imperio, Cave Canem.
Soldados de Roma, soy vuestro nuevo líder, Petronio Lerele. Nuestro gran emperador,
el buen Calígula, me ha nombrado centurión de esta guarnición, así que desde este momento
soy vuestro dios. Quiero que mis hazañas se recuerden en toda Roma y que esté en
boca de todo el mundo y que todo el mundo recuerde mis aplausos y mis cosas y todo el
mundo esté al tanto de todas mis victorias y que esté en boca de todo el mundo. ¿Qué quieres tú?
Toni Conejo, poca broma, es profesor de Historia del Arte en la Universidad de Barcelona, colaborador
habitual de Cave Canem, cada semana nos acercará las curiosidades del mundo romano.
Cuando nos hablan sobre emperadores romanos rápidamente nos vienen a la cabeza nombres
como el de Tiberio, Calígula, Nerón, Adriano, Marco Aurelio, Augusto... De todos ellos sabemos
alguna cosa, nos han explicado alguna vivencia o conocemos algún monumento o incluso alguna
mentira como la de que Calígula nombró cónsul a su caballo o la de que Nerón fue el responsable
del incendio de Roma, pero hay otros nombres, pasan más desapercibidos a pesar de que también no son
conocidos. Ese es el caso de Caracalla. ¿Qué sabemos de Caracalla? Cuando oímos su nombre
seguramente nos vienen en mente las célebres termas que hay en Roma, pero ¿qué hay más de su vida?
De hecho ni tan solo se llamaba así, su nombre era Lucius Bassanus, aunque luego su padre, por
querer recordar la memoria a Marco Aurelio, solía llamarlo precisamente Marco Aurelio Antoninus
Severus. De hecho no hay absolutamente ningún monumento romano, ningún escrito oficial en el
que aparezca referido con el nombre de Caracalla. De hecho debía ser un nombre que a él ni tan
solo le gustaba, casi casi una especie de insulto o de comentario irónico que la gente le hacía
y que utilizaba ese término porque solía llevar como pieza de ropa una especie de sudadera que
le cubría la cabeza con una capucha. Este tipo de ropa era conocida con el nombre de
Caracat y de ahí que derivara hacia Caracalla. Muy típica, por cierto, este Caracat de la zona
de las Galias. No hay que olvidar que Caracalla era de origen galo, era originario de la ciudad
pero es que al margen de este tipo de cuestiones quizá hay un detalle que querríamos tener muy en
cuenta en relación a la ciudad de Caracalla, porque él hizo mucho a propósito de nuestras
propias señas de identidad. En el año 212, en un momento en el que el imperio romano estaba
sumido en una cierta crisis económica, ante la necesidad de aumentar su capacidad de generar
riqueza, Caracalla tuvo dos medidas muy interesantes. La primera, de evaluar la
moneda, es decir, reducir la cantidad de oro que había en la moneda de curso legal. De esta forma,
con mayor cantidad de oro.