El caso de Theodore Robert Bundy 1dx37

Hola y bienvenidos a El Último Testigo, tu podcast favorito donde exploramos los casos más oscuros desde la mirada y la criminología.

Hoy nos sumergimos en la mente de uno de los asesinos en serie más carismáticos del siglo XX, Ted Bundy.

Theodore Robert Bundy, más conocido simplemente como Ted Bundy, fue un asesino en serie estadounidense responsable de la muerte de al menos 30 mujeres entre 1974 y 1978, aunque sospecha que el número real es mucho mayor.

¿Seguramente que esto se hará parecer que era el terror para las mujeres de los 70? Pues resulta que no, ya que la hibristofilia se apoderó de muchas de ellas.

Espera, ¿me estás diciendo de que el fenómeno psicológico que hace que una persona se sienta atraída hacia criminales se apodere de muchas mujeres haciendo que quisieran estar al lado de este criminal que precisamente asesina mujeres? Exactamente, una de las veces que fue encarcelado recibió más de 50 cartas por parte de iradoras.

Bundy las manipulaba con su encanto y su carisma. Una vez que estaban bajo su control, las heredía brutalmente.

Sus crímenes incluían violación, asesinato y necrofilia. En muchos casos, volvían a visitarlo el cuerpo días después para continuar sus actos.

Ted Bundy también destacaba por su alto grado de narcisismo. Durante su juicio, en el que actuó como su propio abogado, no solo buscó manipular al jurado, sino que utilizó el proceso para alimentar su imagen pública.

Era tan consciente de su atractivo mediático que incluso recibió propuestas de matrimonio mientras estaba en prisión.

Realmente, era una persona aterradora.

Y que lo digas. Una de sus frases más famosas era, y cito, El asesinato no se trata de lujuria y no se trata de violencia. Se trata de posesión.

Cuando sientes el último aliento de vida que sale de la mujer, te fijas en sus ojos. En algún punto, es ser Dios.

Ted Bundy fue ejecutado en la silla eléctrica el 24 de enero de 1989. Hasta el final, mostró filialdad y evasión de culpa.

Su historia sigue fascinando y horrorizando, pero también sirve como evidencia de que a veces, los monstruos no se esconden en las sombras, sino que caminan entre nosotros con una sonrisa.

Esto fue El Último Testigo. Gracias por escucharnos. Nos oímos en el próximo episodio.