
Capítulo 2 - El Silencio del Ganado (Parte 3: El Confronto Silencioso) 1w4e4h
Descripción de Capítulo 2 - El Silencio del Ganado (Parte 3: El Confronto Silencioso) 4m4i2p
La tensión alcanza su punto álgido. En "El Silencio del Ganado (Parte 3: El Confronto Silencioso)", Ethan y Maya se enfrentan directamente a la verdad detrás de las anomalías. Las respuestas están cerca, pero el peligro es inminente. ¿Serán capaces de desvelar el secreto de Havenwood y sobrevivir al encuentro final? 3n561
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X33. Capítulo 2. El silencio del ganado. Havenwood. Parte 3. El confronto silencioso.
La esfera, con su brillo azul hipnótico y su zumbido orgánico, se había desvanecido en la niebla. Pero su presencia, su escalofriante proximidad, persistía en el aire como una descarga eléctrica. Y Zanimaya, aún agachados detrás del viejo roble, sentían sus propios corazones latiendo desbocados. Un eco frenético del miedo que les había invadido. El roce del rayo de luz, ese escaneo, indoloro pero invasivo, seguía vibrando en sus pieles. Una sensación que les erizaba el vello de los brazos. Habían estado más cerca que nunca de la entidad, y la experiencia te había sido tanto aterradora como profundamente reveladora.
Izan levantándose con cautela, su voz tensa, casi susurrando. Eso estuvo... demasiado cerca.
—¿Estás bien, Maya? ¿Sentiste algo más? Maya, aún pegada al suelo, con el pequeño dispositivo de escaneo en la mano, sus ojos fijos en la dirección donde la esfera se había desvanecido.
—Estoy bien. Pero el escaneo no fue un simple rayo de luz. Sentí como si algo... explorara.
No solo mi energía. Algo más profundo, como si buscara información. Y el zumbido... lo registré con más detalle esta vez. Maya se puso de pie, su expresión una mezcla de asombro y una renovada determinación. La experiencia, lejos de paralizarlos, había encendido en ellos una sed aún mayor de comprensión. No solo querían saber qué era, sino por qué lo hacía y cómo podían detenerlo. La idea de que esa cosa hubiera... escanado a sus padres, tal vez antes de llevárselos, era un pensamiento helado que les impulsaba.
El resto de la noche transcurrió en una tensa vigilancia. Volvieron a una zona más segura del bosque, pero sin perder de vista los posibles puntos de aparición de la esfera. Maya pasó horas analizando los datos que había logrado capturar del zumbido de la entidad. Las ondas sonoras mostraban patrones complejos, casi rítmicos, que se repetían con una precisión matemática. Maya, con el portátil abierto, señalando la pantalla a Izan, que la miraba por encima del hombro.
«Mira esto. No es ruido aleatorio. Hay una estructura, una especie de... comunicación, o un lenguaje. Y las frecuencias son tan bajas que son casi subvocales, por eso no las percibimos directamente con el oído.» Izan se inclinó, fascinado. «¿Un lenguaje... crees que intenta comunicarse?» Maya dudando, pensativa. «No lo sé. Podría ser una forma de sonar, una firma energética. Pero es tan compleja. Mis algoritmos están trabajando para aislar patrones recurrentes.» Mientras Maya profundizaba en el análisis, Izan se dedicó a observar el entorno con una agudeza renovada.
Se dio cuenta de pequeños detalles que antes había pasado por alto. La ausencia de ciertos insectos, el comportamiento inusual de los pájaros que, incluso al amanecer, no cantaban con su habitual alegría. Era como si el bosque mismo estuviera conteniendo el aliento. Con el primer atisbo del amanecer, decidieron que debían tomar una decisión arriesgada. No podían permitirse esperar otra noche en el bosque. Si la entidad actuaba solo de noche, necesitaban un lugar desde el que observarla con más seguridad y desde donde pudieran actuar si la oportunidad se presentaba.
Izan, voz firme, con un plan formándose en su mente. Si esa cosa se alimenta de energía o busca algo específico, debe haber un patrón. Y si se lleva animales y personas sin dejar rastro, necesita un punto de . El pueblo. Tenemos que estar dentro, cerca de la gente, no solo observando desde la distancia. Maya asintiendo, comprendiendo la lógica.
La iglesia. Es el edificio más alto. Y está en el centro del pueblo. Desde allí tendríamos una vista privilegiada de las afueras, donde ocurren las desapariciones. La idea era audaz y peligrosa. Infiltrarse en la iglesia. Seguridad.
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