La canisformación de la masculinidad 5d5f3p

Muy buenas noches, muy buenas tardes, muy buenos días. Bienvenidos, bienvenidas a un nuevo programa de Radio El Siete, La Fundación. Un nuevo programa que les hacemos llegar, lo hacemos ahora mismo, cada semana, y bueno, aquí tenemos con nosotros a quien ustedes están esperando, a Pepe Crespo. Pepe, ¿me escuchas? Que ya es tarde, goña, ya sé, has cogido durmiendo, goña.

¿Ah? ¿Eres tú? ¿En Radio El Siete? Vamos en Radio El Siete, me estaba quitando las legañas, que me quedé dormido, hombre, ya sé, ¿qué hora es aquí? En el mundo civilizado son las once y media de la noche, tardez, coño ya. Sí, sí.

Bueno, venga, vamos a hacer el programita, que lo prometimos y hay que hacerlo. No se puede ni dormir, coño. No, no, no, estamos aquí cada semana contra 20 mares.

Cuando entramos en Radio El Siete, la fortalecita ahí.

No siempre es fácil encontrar tiempo para hacer este tipo de actividades.

Sí, la verdad es que tenemos que encontrar las cosas así como nos vengan, ¿verdad Ale? No podemos, tenemos que improvisar. Tenemos que ser fieles con nuestra audiencia, están ahí esperando. Bueno, aquí estamos, en la fortaleza esta, la única esperanza que nos queda. Bueno, esto es un poco una especie de refugio, aquí un refugio nuclear, ¿no? Contra esta cosa que nos destaca, esta sociedad cada vez más desintegrada. Sí, sí, sí.

Desintegrada y reactiva. Hoy quieres hablar precisamente de esa sociedad cada vez más desintegrada. Sí, una sociedad muy mal hecha, ¿eh Ale? Sí, sí, sí. Está jodido por todos lados, tío, hay una atomización brutal.

Bueno, hemos leído, hemos estado mirando esos numeritos, Ale, esos numeritos. Que bueno que ellos no los cogen por sorpresa, que ya lo que hemos dicho, programas sueltos por ahí vez en cuanto, pero ahora se confirma, ¿no? Pues todos esos números, esas estadísticas que son horrendas, sobre todo para las generaciones jóvenes. No tan jóvenes, los mileniales estos están sepultados entre deudas, un para que te cagas, el COVID que los pilló en canal y los divorcios, coño, divorcios que los están arruinando.

Que la mayoría están, bueno, la mayoría están todos divorciados, coño, todos divorciados. Esa generación milenial está arruinada con divorcios y con historias. Y después, claro, lo comparas con los boomers, incluso con la generación X, que tampoco tiene ni la cuarta parte de la riqueza que tenían nosotros a su edad. Aparte, las familias ya han dejado de existir, ¿no? Porque antes había una familia estable que te ayudaba un poco.

Pero ahora todo eso y la inflación ha sido brutal, ¿no? Y después, claro, hay una relajación, más que una relajación, hay una especie de mercadeo, ¿no? Que ha arruinado a las familias, que la familia está arruinada. Ahora las tipas quieren pingar hasta que son viejas y quieren estar más pensando en el Instagram y en el Facebook y su puta madre, por ahí, en el TikTok, ¿eh? Empotean en el OnlyFans, ¿no? Que dedicarse a hacer lo que tienen que hacer, ¿no? Es decir, casarse, tener hijita, que es para la mujer, porque en la biología de la mujer, ¿qué vamos a hacer? Vamos a inventar ahora una nueva mujer que no existe más que en la mente de los feministas comunistas neonazis, o como quieras inventarlo, porque para mí todos son iguales, ¿no? Todos estos extremismos que hay ahora, me da igual que sea el de izquierda o derecha, el otro el pagascal o el perro sánchez con los demás, me da igual, hombre, es la misma mierda. Es una manera de adulterar lo que debía ser natural. Pero bueno, ahora volvemos otra vez. En cierta manera se vuelve también.