CANDY CITY de Alberto López Aroca: Presentación por el 15º aniversario de la novela en Albacete 6x5u4w

Buenas tardes. Dicen que ya estamos todos, así que podemos empezar. Muchas gracias por venir y gracias a la librería Circus por haber puesto la máquina de escribir.

¿Dicen que es la con la que escribiste esto? No exactamente. Lo digo porque ahora comentaremos en qué consiste Candy City.

Sospecho que la mayoría de los que estáis aquí ya conocéis a Alberto. Tendréis algún dato sobre su biografía.

Él simplemente, mientras estábamos preparando las notas para la presentación, me dijo, diles por favor a los invitados que yo fui corrector del pueblo de Albacete, ese maravilloso diario, y que ahí fue cuando se me despertó la pasión por escribir bien, no como había escrito hasta entonces en aquella época.

También dirigías el suplemento cultural Insula, que aparecía en ese diario cada semana.

Por lo demás, imagino que estáis muy al tanto de la trayectoria de Alberto en fanzines en su época más juvenil, cuando los fanzines eran parte de nuestra religión literaria local.

Él destacaba especialmente por haber creado y dirigido durante muchos años un fanzine que empezó teniendo periodicidad nada menos que quincenal.

Había que atreverse mucho con eso. Fábulas extrañas.

Eso lo fundé con este señor que ya no está entre nosotros.

Lo tenemos aquí y lo hemos traído para que seguro que le habría gustado mucho estar aquí. Lo echaremos de menos.

Con los años, Alberto fue publicando muchísimas más cosas. Tiene una larga lista de novelas.

Las dos últimas, que han aparecido recientemente, una colección de relatos que se llama Lugares Peligrosos, y que ya también vosotros, incluso más de uno, lo tendréis.

Los papeles póstumos, como no son del Club Pigwick, me tienes que decir de qué son los papeles póstumos. El título completo.

Los papeles póstumos Apocrypha Deliramenta. Es una novela a cuatro manos.

Es una novela.

Con Juan Carlos Monroy Gil.

Esas son sus dos últimas publicaciones y toda la lista previa. Incluso algunos estáis repitiendo con un show que hicimos aquí hace poquito tiempo y que pudisteis ver en algún momento, el catálogo de obras de Alberto, que es largo, nutrido, y que da una muestra de con qué persona estamos tratando hoy aquí. Un escritor de primera categoría.

Sí, sonrójate si quieres. Es cierto.

El problema es que Alberto, hace poco estábamos hablando de este género literario que lo definimos como género negro, se acordó de que tenía una novela de este género, de género criminal, género negro, como lo queráis llamar en su cartel.

Ha puesto una novela criminal.

Y rebuscando en algún lugar de tus muchos domicilios a lo largo del tiempo, pues viste que tenías todavía, por allí aparecieron los últimos restos de la tirada de esta novela que Andy City.

Aquí habrá también dos clases de personas, los que habéis leído esta obra maestra y los que la vais a comprar y la vais a conocer y os va a encantar y os va a maravillar.

Alberto no es que haya sido muy prolífico en este género, él le gusta más, se ha inclinado más por el tema de fantasía, su especialidad por supuesto es Sherlock Holmes, ha escrito más de un pastiche sobre este personaje y también ensayos que son tesis doctorales estudiadas por los más grandes eruditos.

Y también podemos decir que lo que más le ha atraído en cuanto a creación literaria ha sido el concepto de mitología creativa, de cómo puedo rescatar personajes de otros autores, situaciones, personajes, universos y mezclarlos en historias nuevas y propias.

¿Lo he definido bien lo que es mitología creativa? Eso a Alberto le ha interesado mucho últimamente.

Candy City no es así, Candy City es una novela pura de género negro en el que de vez en cuando se filtra algún personaje también, luego nos explicarás hasta qué punto están sacados de la ambientación de la vida real de personajes auténticos que existieron a nivel histórico en principios del siglo XX en Estados Unidos, en los campos, en los ámbitos de la mafia y el crimen organizado o no tan organizado.

¿Qué más podemos decir? Que es una novela que se escribió, recientemente Alberto ha confesado que se ha acordado por fin, en el año 2000, hacíamos cálculos.

Esto lo empecé a redactar cuando vivía en Madrid con Luis Escrivá.