
Descripción de BEBÉS RENACENTISTAS FEOS 1u5e2h
¿Alguna vez te has preguntado por qué los niños jesuses de las pinturas renacentistas son tan rematadamente feos? En este episodio llevamos el body-shaming a un nuevo nivel, enfrentándonos de tú a tú con el creador, para hacer un recorrido por el arte renacentista como nunca te contarán en ningún museo. Prepárate para escuchar un podcast cualquiera... sobre bebés renacentistas feos. 5gu2h
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
Pocas cosas me ocurren peores para empezar un podcast que tratar de describir con palabras un meme.
Es algo que me recuerda a una cosa que hacía un amigo mío del instituto.
Igual estábamos varios en el parque con unas pipas, o en algún sitio tomando algo, y uno soltaba alguna gracia, yo que sé, algo del estilo, no, pero me gustaría verlas.
Todos nos reíamos, menos el susedicho amigo, que se quedaba mirando al que había hecho el chiste y en cuanto paraba la risa decía, ¿qué? El aludido repetía la broma, ya con una risa más floja.
Y mi colega empezaba a diseccionar en voz alta lo que acababa de oír.
Ah, vale, porque ese era el nombre del perro, jeje, y volvía a las risas, pero esta vez más impostadas, como para acompañar.
Ya no eran de verdad, eran risas de cortesía, porque el momento en sí ya había pasado y lo que quedaba después era como frío o acartonado, rozándole incómodo, para que no se riera solo, y no era ni mucho menos porque el chaval no fuera listo, que de hecho era más bien al contrario, pero, no sé, no tenía precisamente la facultad de cazar los chistes rápido.
Pues eso, esa sensación, es explicar un meme con palabras.
Y aún así, allá vamos.
Has visto los típicos memes que circulan ahora por Instagram que dicen, en una escala del 1 al 10, dime qué bebé renacentista eres hoy, y te ponen una serie de monstruosidades que niechas oscuras, o qué diablo tentando a Jesucristo eres, o qué templario has saeteado.
Y qué dirías si te contase que existe una explicación para cada una de esas imágenes, que no estaban borrachísimos cuando se decidieron a plasmar esas cosas.
Y aún dando en el primero de esos ejemplos, ¿qué me dirías si te asegurase que hoy, ahora mismo, vamos a dar un paseo por una auténtica galería de los horrores, tratando de entender cómo es posible que maestros como Van Der Gohes, Botticelli o Giovanni Bellini pudieran ser tan rematadamente torpes? Así que prepárate, porque nos vamos directos a hacer un viaje en el tiempo de casi seis siglos para encontrarnos en los auténticos monstruos de la creación.
Hoy tenemos entre manos un podcast cualquiera sobre bebés feos, en la pintura renacentista.
Hola qué tal, soy David Oritz, y al igual que me he pasado el otro día con Nosferatu, salgo un poco en falso, pero es que en este caso no puedo evitarlo.
Yo estudié Historia del Arte, y en la carrera tenía profesores que eran gente majísima, pero en sus clases te podían llegar a someter a auténticas terapias de choque, como si tus ganas de estudiar Historia del Arte fueran una enfermedad, y ellos la cura.
Igual por eso quiero suavizar la entrada, ¿de formación profesional podría ser? El caso es que estamos un poco en las mismas que el otro día con la review de Nosferatu, pero al final del todo hubo algo en lo que yo creo que no me extendí lo suficiente y quiero hacerlo, y es que toda técnica aplicada al arte debe tener un porqué para no ser un rio, y que mejor y más gráfico ejemplo para empezar a desarrollarlo que hablar de pinturas horribles.
En torno a 1445, Doménico Veneciano estaba terminando el encargo para iluminar, con un gran retablo, el altar mayor de la iglesia de Santa Lucía de Imagnoli, en Florencia.
Un dato con el que nos vamos a quedar es con que en ese momento ya había tomado como pupilo a un joven de origen toscano cuyo nombre nos vamos a guardar por ahora.
El caso es que Veneciano era un artista innovador en su época, alguien que trataba de evitar el carácter anecdótico de la perspectiva que había caracterizado la pintura hasta entonces.
Ya sabéis, los personajes flotando sobre el vacío de la composición como si vinieran a derrotar a Cacarotto.
Doménico Veneciano incorporó dos elementos que fueron claves para la historia del renacimiento italiano.
Uno, en lugar de poner un fondo dorado, sobre la tabla trazó una serie de líneas, componiendo la geometría de una arquitectura.
En cuanto lo tuvo, pudo distribuir a los personajes, dando una profundidad espacial a la composición.
Se acababa de cepillar el fondo flotante.
Dos, en lugar de utilizar panes de oro para representar la luz, y ya puestos a quitarse de encima su uso, utilizó pintura para representar la incidencia de la claridad, lo cual hizo que la profundidad fuera más visible.
Para los comitentes de la iglesia esto era Avatar, ¿vale? Como cuando vemos la cinemática de un videojuego hiper detallado y en 4K.
O mejor aún, cuando se la ponemos a nuestro tío, que está acostumbrado como mucho al Candy Crush.
¿Por qué se ha ganado el bueno de Doménico el derecho a abrir este vídeo? Ahora mismo tenéis en pantalla un detalle del resultado, la Virgen y el Niño con Santos.
Posiblemente el retrato del Niño Jesús, que abrió la veda de los bebés feos oficialmente renacentistas.
El paciente feo.
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