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Crónicas Lombardi
AUDIOPÍLDORA NFL 1X02 - One tough son of a Gun

AUDIOPÍLDORA NFL 1X02 - One tough son of a Gun 2x4eo

3/5/2025 · 09:31
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Crónicas Lombardi

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Dentro de la serie #CulturaNFL, este es un audio sobre una etapa muy concreta de Brett Favre, uno de los mejores quarterbacks de la historia de la NFL, sus adicciones, relaciones y anécdotas durante el curso de un verano convulso. Enlace del artículo completo: https://cronicaslombardi.com/?p=6510 @Cr_Lombardi www.cronicaslombardi.com 5gf1g

Lee el podcast de AUDIOPÍLDORA NFL 1X02 - One tough son of a Gun

Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.

Bienvenidos a un nuevo audioartículo de Crónicas Lombardi. El artículo lo podrás encontrar en la web crónicaslombardi.com. Esperemos que lo disfrutes. Artículo escrito por Antón Gallo.

Bienvenidos. Hoy vamos a sumergirnos en un momento muy, muy concreto. El verano del noventa y cuatro. Nos centraremos en Brett Favre, que empezaba a despuntar, y en los Green Bay Packers, basándonos en un análisis bastante detallado de aquella época. Para que nos hagamos una idea, 1994, estaba el Mundial de Fútbol aquí en Estados Unidos. Bueno, un ambientazo. Y en el cine pues estaba Speed, la película esta de acción.

Sí, sí, me acuerdo.

Pues en ese contexto, justo en verano, pasa algo clave para los Packers.

Exacto. El quince de julio. Se hace oficial. Brett Favre renueva. Y no una renovación cualquiera, ¿eh? Hablamos de cinco temporadas y 19 millones de dólares.

¿Qué para la época? Claro. Es que hay que pensar que el tope salarial, o sea, lo máximo que podían gastar los equipos en sueldos, era de 34,6 millones. Así que era un contrato importante.

Un buen pellizco, sí.

Y tenía una estructura de pagos que subía con los años. Y un bonus solo por firmar de dos millones y medio. Un pastón, vamos.

Y al principio todo eran sonrisas, ¿no? Favre diciendo aquí es donde quiero estar, su padre Irving también contento, lo importante es que estamos felices. Pero bueno, como suele pasar, esa felicidad parece que no duró mucho. La fachada empezó a tener grietas.

Así es, porque casi inmediatamente empezaron a moverse rumores sobre Farf, concretamente sobre adicciones.

A ver, lo del alcohol sí era algo más o menos sabido, ¿no? En Green Bay, que dicen que es como un pueblo, pues esas cosas se saben.

Claro, eso sí. Pero es que el San José Mercury News llegó a publicar cosas sobre cocaína.

Informaciones sin contrastar, ojo. Y según la fuente que manejamos, eso como que nunca jaba mucho con él.

Vale. Pero entonces, para entender bien lo que pasaba en el 94, tenemos que irnos un poco para atrás, ¿no? Porque el problema gordo, el de los analgésicos, no empezó justo ese verano.

Exacto, eso es importante. Y ya había tenido algún o antes, en la universidad, por operaciones de codo, de intestino, pero era algo puntual, nada serio todavía.

Hay que recordar de dónde venía él. Su paso por Atlanta, por los Falcons, fue, bueno, complicado.

Bastante. Tuvo sus más y sus menos con el entrenador, Jerry Glanville. Tenía fama de ser un poco difícil, problemas de actitud, el alcohol… No llegaba en la mejor forma.

Está la anécdota famosa de la foto oficial, ¿no? Que llegó tarde.

Esa es. Y Glanville le soltó aquello de You Are a Car Wreck. Vamos, que era un desastre.

Tela.

Fue Ron Wolfe, el general manager de Green Bay, quien apostó por él. Vio algo. Gestionó el trade, el traspaso, y se lo llevó para allá.

Y vaya, se acertó. Porque el talento estaba ahí. Pero claro, ese talento tuvo un precio.

Y aquí llegamos a un momento que el texto describe como crucial. 15 de noviembre de 1992. Partido contra los Eagles de Filadelfia.

Uff, ese partido.

Favre recibe un placaje muy duro, creo que de Reggie White y Andy Harmon, y se disloca al hombro izquierdo. Se le sale el hombro. Vamos, el dolor tuvo que ser tremendo.

Imagínate. Pero lo increíble es lo que hizo. Se negó en redondo a salir del campo.

¿En serio? Sí, sí. Cuentan que intentó colocárselo él mismo ahí en medio. Y siguió jugando.

Y poco después lanzó un pase de touchdown a Sterling Sharp.

Qué barbaridad.

Para poder seguir en la segunda parte, al descanso le pincharon. Un anestésico local. Lidocaina o Novocaina, probablemente. Para quitar el dolor y poder jugar.

Ese partido tuvo muchas consecuencias, ¿verdad? Muchísimas. Primero, deportivas. Ganaron 27-24. Un partido importante que marcó la temporada.

Y luego el impacto en el vestuario, ¿no? Esa imagen de dureza.

Claro. Impresionó a todo el mundo. A compañeros como Reggie White. A la directiva. Ron Wolfe dijo algo así como, este vestuario con el tiempo será suyo. Y Steve Mariucci, que era entrenador de QBs, lo definió como un tipo duro de narices. Literalmente, one tough son of a gun.

Pero la consecuencia más importante, quizá a largo plazo, fue otra. La personal.

Exacto. El dolor, después del partido, una vez pasó el efecto de la anestresia, debió ser insoportable. Y fue entonces cuando el médico del equipo, Clarence Novotny, le recetó Vicodina, un analgésico-opioide.

Y aquí entra el contexto de la época en la NFL, ¿qué comentas? Porque según describe la fuente, en aquellos años…

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