ATEEP 003 | Observatorios fantásticos y dónde encontrarlos 2l442t

Advertencia importante. Este podcast puede provocar efectos secundarios como cuestionamiento existencial, fascinación por las estrellas y una necesidad incontrolable de compartir datos astronómicos en cenas familiares. Al darle al play, aceptas que podrías empezar a pensar como una científica y desarrollar alergia a las pseudociencias. Escúchalo bajo tu propia cuenta y riesgo.

La semana pasada me empeñé en traer al programa el artículo científico que había dado lugar a aquellos titulares apocalípticos del tipo «El fin del universo se acerca». No sé si recordáis que tuvimos unos titulares muy peculiares esa semana.

Bien, ese artículo proponía un nuevo límite teórico para la duración del universo y argumentaba que el mecanismo por el cual los agujeros negros evaporan, ese que planteó Stephen Hawking hace ya décadas, podría aplicarse también a otros objetos densos, acortando drásticamente su duración en nuestro universo.

Y bueno, aquella idea me pareció muy sugerente, aunque a mí es fácil convencerme. Por eso lo puse sobre la mesa, para discutirlo con gente que, sin ser experta en cosmología, ya ha pisado más de un charco en el mundo de la ciencia.

Y la respuesta fue muy cauta. Escéptica, diría. Como debe ser.

Bien, y aquí viene lo interesante. Unas horas más tarde, Ethan Siegel, el famoso astrofísico cosmólogo y divulgador, que por lo visto debe ser oyente de este programa también, publicó en Big Thing, un blog de ciencias donde publican gente muy especial, una réplica punto por punto. Al parecer, este fin del universo adelantado del que habíamos estado hablando ya se había rebatido en otro artículo de Astrophysical Review Journals. La mecánica cuántica, explicaba, no permite que funcione ese mecanismo en ausencia de un horizonte como el de los agujeros negros. Y eso, sinceramente, me encantó. Esa es la fuerza de la ciencia.

No su capacidad de acertar, sino su empeño en corregirse. Porque una gran parte de lo que se publica en ciencia está equivocado de alguna forma. Repito por si alguien no me ha escuchado, una gran parte de lo que se publica en ciencia está equivocado de alguna forma. Es mi opinión personal. No sé si el resto de contretulio la compartirán ahora les preguntaré, pero ¿cómo es posible esto? Pues puede ocurrir que los datos no sean fiables, o que nuevos datos desmonten al día siguiente lo que se creía que se sabía. Puede que la metodología no sea la correcta, o simplemente aparezcan nuevos y mejores métodos. Podría estar equivocado porque sus conclusiones son exageradas o infundadas.

En fin, así funciona esto. La ciencia, como decía un buen amigo, no es una vitrina de verdades, no es una vitrina de trofeos. Es más como un taller de cerámica. Además, si entras alguna vez en un taller de cerámica te va a llamar eso la atención, ¿no? Hay un montón de piezas rotas, está lleno de piezas rotas. Y por muy bonita que parezca la pieza cuando sale de las manos del alfarero, puede que luego el fuego del horno la acabe rompiendo. Y si sobrevive a ese primer fuego, al embate de la comunidad científica, entonces se endurece, se hace fuerte por consenso, pero no irrompible. Mucho cuidado.

De ahí que la mayor parte de la comunidad investigadora tienda a la cautela ante un nuevo resultado fuera de lo esperado o una afirmación llamativa. Conocen la fragilidad de la cerámica. Entonces, ¿no debemos hacernos ilusiones? ¿Deberíamos obtenernos de comentar publicaciones serias, pendientes de revisión y esperar a que sean reproducidas por otros equipos? Opino que todo lo contrario. Cautela sí, censura no. Me parece maravilloso mostrar los nuevos caminos imaginados y enseñar sus errores también y sus defectos. Y aprender a descartar ideas que, aunque elegantes, no se corresponden con lo observado.