
El Anti-DAFO: el ejercicio que me salvó de dejar una carrera muy lucrativa 1i1n25
Descripción de El Anti-DAFO: el ejercicio que me salvó de dejar una carrera muy lucrativa 1k3036
¿Sientes que trabajas mucho, pero avanzas poco? ¿Que haces visitas, llamadas, prospección… pero nada despega como debería? Tal vez no sea un problema de técnica. Tal vez sea un problema de enfoque. En este episodio te cuento: — Qué es el Anti-DAFO y por qué puede ayudarte a salir del estancamiento. — Qué preguntas me hice cuando estuve a punto de dejar el sector. — Cuáles fueron los errores que más caro pagué (y cómo los corregí). — Cómo detectar lo que te frena, lo que te potencia y lo que estás dejando pasar. Si quieres construir una carrera inmobiliaria de verdad, necesitas saber desde dónde estás trabajando. Y eso no se ve en el CRM. Se ve en el espejo. Haz este ejercicio. Y prepárate para decidir diferente. Suscríbete gratis a Venta Inmobiliaria para Gente Despierta en alfonsorivero.com Cada día, una lección práctica para vender casas sin postureo ni portales. Día que no estás, lección que te pierdes. La sintonía de VENDIDO es de Mr. Sóriver. 1z6j1z
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Yo estuve a punto de dejarlo todo. Literal. Antes de abrir la franquicia envié mi currículum a dos aerolíneas en EEUU, hice las entrevistas por Zoom, una de ellas me quería contratar y estuve a nada de aceptar. Lo que me retuvo no fue una estrategia de carrera, fue algo más emocional, más personal. Así que me quedé, abrí la franquicia y seguí adelante.
Pero lo que vino después no fue lo que esperaba, ni a nivel profesional ni personal. Daba todo de mí, estaba ocupado, activo, con energía y aún así sentía que no avanzaba. Era como estar corriendo con la sensación de que la meta se alejaba cada día un poco más. Hasta que un día, lo reconozco, me senté frente al portátil, abrí una pestaña de Infojobs y preparé el currículum para salir de ahí. Ese momento lo recuerdo perfectamente. Y lo que hice a continuación cambió mi forma de trabajar hasta hoy. No abrí una nueva cuenta en LinkedIn, no busqué otro sector. Me senté y escribí una pregunta en un folio en blanco. ¿Dónde se me está escapando esto? Ese fue el inicio de lo que hoy llamo mi antidafo. Y si estás ahora en un momento de estancamiento, de duda o de frustración, este episodio es para ti. No es un ejercicio de plantilla, no es algo que imprimes y rellenas con palabras que suenan bien. Es un espejo. Y si lo haces de verdad, te cambia la forma de vender.
Porque si tú no sabes que te está frenando, no importa lo que hagas, vas a seguir igual. Hoy no voy a hablarte del dafo clásico. Vas a hacer el ejercicio que yo hice el día que estuve a punto de dejar una carrera muy lucrativa. Te lo resumo así, un asesor sin antidafo es como un coche sin volante. Puede correr, claro que puede correr, pero tarde o temprano se la pega. Empieza con lo primero, lo interno, tus fortalezas, tus debilidades, pero las reales, no las que suenan bien en una entrevista, las que te levantan o te hunden en el día a día. Hazte estas preguntas. ¿Qué haces bien que no estás usando? ¿Qué haces mal y sigues repitiendo? ¿Dónde estás regalando tu tiempo? ¿Qué conversaciones evitas porque no te ves preparado? ¿Qué decisiones no tomas por miedo a equivocarte? Eso es el antidafo real. A que no suena bonito, pero te cambia el negocio. Te doy ejemplos míos de cuando empecé. No era que no tuviera inmuebles, tenía, pero iba como un pollo sin cabeza. Porque abrir una franquicia no es lo mismo que ser un asesor.
Y yo en ese momento todavía no lo sabía. Contraté a dos asesores sin experiencia, los formaba, les dedicaba horas, corregía sus llamadas, sus textos, todo. Pero el precio era muy alto, no podía dedicar tiempo a captar ni a seguir a fondo a mis clientes. El CRM de la franquicia era tan complejo que aturdía más que ayudaba, tenía tantas pestañas, informes y alertas que acababa entreteniéndome en vez de vender. Y lo peor, me creía que lo sabía todo porque venía de recibir premios, halagos y palmaditas en la espalda. Y aunque no me los creyera demasiado, a veces te alejan los pies del suelo. Había leído, me había formado lo que podía, estaba dentro del sistema, pero no fue hasta que me topé con Ramón, un propietario que sabía mucho de vender, que me di cuenta de que no tenía ni puta idea. Ese fue el momento en el que algo hizo clic en mi cabeza. El punto exacto en el que dejé de actuar como franquiciado y empecé a vender inmuebles por encima del precio medio del mercado.
No porque supiera más, sino porque por fin empecé a hacerme las preguntas que sí importaban. Y el antidafo me ayudó a verlo. Ahora te toca a ti, coge papel y boli o abre el blog de notas del móvil y responde con brutal honestidad. ¿Qué partes de ti están saboteando tu crecimiento? ¿Qué habilidades tienes que no estás usando con regularidad? ¿Qué errores estás justificando en lugar de corregir? No te preocupes si duele un poco, es buena señal, escuece. Aquí no vienes a maquillarlo todo, ¿eh? Vienes a mejorar. Si este episodio ya te está tocando algo, suscríbete a Venda Inmobiliaria para gente despierta, o para adultos, que también lo llamo así. Entras gratis desde alfonsorivero.com. Cada día una lección para pensar mejor y vender mejor. Día que no estás, lección que te pierdes. Ahora sí, vamos a mirar hacia afuera, porque el problema no siempre está adentro, y lo que no controlas también te afecta. El entorno no es una excusa, es información. Hasta ahora, te espero.
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